Sexo, censura y escándalo: abre en Barcelona el primer museo de arte prohibido


Una colección de más de 200 obras prohibidas

La aventura de crear el primer museo del mundo dedicado a exponer obras de arte que han sido censuradas, prohibidas o retiradas de exhibición empezó en 2018, cuando el periodista y empresario Tatxo Benet compró la obra Presos políticos en la España contemporánea de Santiago Sierra. Esta obra había sido censurada y retirada de la exposición de ARCO, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, por la utilización del término “presos políticos”. 

Poco después, el coleccionista adquirió la obra Silence rouge et bleu de la artista Zoulikha Bouabdellah, otra obra que había sido retirada de la exposición colectiva Femina ou la réappropriation des modèles, en el Pavillon Vendome de Clichy, en Francia, por miedo a que causara reacciones adversas por parte de la comunidad musulmana tras el atentado contra la sede de Charlie Hebdo. “Esta fue la pieza que me incitó a continuar, sin esta no hubiese creado la colección”, asegura Tatxo Benet a Viajes National Geographic

 

 

 

Estos dos incidentes sentaron las bases para imaginar una colección singular que Tatxo Benet ha ido completando a lo largo de cinco años y que actualmente cuenta con más de 200 obras, entre pinturas, esculturas, instalaciones, audiovisuales, grabados y fotografías. La colección contiene desde piezas de artistas de prestigio internacional, como Ai WeiWei o Robert Mapplethorpe, hasta obras icónicas de la historia del arte contemporáneo como La civilización occidental y cristiana de León Ferrari o Not dressed for conquering / HCO4 Transport de Ines Doujak (la famosa escultura que fue retirada del MACBA por tener al Rey emérito como uno de los personajes de la composición), pasando por grandes autores como Pablo Picasso, Gustav Klimt o Francisco de Goya, que también sufrieron censura en su momento. 

De esta manera, las obras del Museu d’Art Prohibit trazan un arco temporal que va desde la Ilustración hasta las sociedades neoliberales del presente, conduciendo a los visitantes a través de un recorrido que empieza en el siglo XVIII y termina en la más pura actualidad.

 

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©MUSEU DE L’ART PROHIBIT

Un viaje a través de la censura en interior de una casa modernista

Otra de las peculiaridades que hacen que el Museu d’Art Prohibit sea un lugar incomparable es que se ha construido en el interior de la casa Garriga Nogués, un edificio modernista del arquitecto Enric Sagnier i Villavecchia. La belleza y los detalles del propio edificio, su suelo de piedra blanca y sus escaleras principales, hacen que, tras cruzar el umbral de la puerta, el visitante sienta que ha dejado atrás la ciudad y ha entrado en un nuevo mundo. 

El museo empieza con un primer espacio llamado “Manifiesto de Arte Prohibido” en el que se exponen obras, como Con flores a Maria de Charo Corrales o La revolución de Fabián Cháirez, piezas pequeñas que provocaron debates inmensos. Alrededor de las obras, aparecen frases y palabras proyectadas, se pueden ver pequeños vídeos o incluso oír las voces de las conversaciones que desataron en su momento: detalles que ayudan al visitante a ver no únicamente la obra, sino también la sombra que proyectó al ser censurada. “En este museo, es casi más importante la historia detrás de cada pieza, que las obras en sí mismas”, asegura Carles Guerra, director artístico. 



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