Te despiertas y, tras acicalarte con tus mejores prendas, decides ir a tomar un café con tu nueva amiga del barrio. Allí, con la taza caliente que envuelven tus manos, decides abrir la galletita de la suerte que lo acompaña. En ella se puede leer: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ningún día de tu vida”. Y tú, inmediatamente, piensas en las veces que has soñado con un trabajo tan inusual como real: probador de montañas rusas. Un disparatado puesto que parece sacado de un capítulo de Los Simpsons pero que, ahora, se ha convertido en una realidad.
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