Metro Gran Vía


Supongamos que fuera necesaria

la música y esta mirada mía

pudiera darte todas las canciones

que te buscan y, la distancia,

se nos fuera acortando poco a poco.

Supongamos un mínimo percance,

como un tropiezo cualquiera

en la estación de metro de Gran Vía,

ante la silenciosa multitud

de la gran ciudad y el desparpajo

de una mujer risueña y hermosa

-podrías ser tú, como cualquiera-

leyendo versos de Sylvia Plath

mientras fumas y caminas.

Supongamos un único pensamiento

tras este suceso imprevisto

-un ínfimo instante de exaltación poética-

música y silencio a la vez,

Avishai Cohen y el roce de tu mano

sobre mi camisa de lino verde.

A partir de ese instante,

lo demás no importa,

y como si todo estuviera de más

dejemos de suponer ciertas cosas,

a modo de ejemplo:

un gin-tonic con enebro y cerezas,

el sol en las avenidas y los parques,

cartelera de cine independiente

o viejas creencias de brujas.

La música ya es toda nuestra

en cada espacio de la mirada

en los versos de Sylvia Plath

y la música de Avishai Cohen,

en el asombro de lo imprevisto,

donde, muchas otras veces

el amor tropieza una y otra vez

de forma repentina y sin razón de ser.

Supongamos que fuera necesaria la música.

@ Miguel Á. Bernao

#poemasbernao



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