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Versos de amor

Letras de canciones animalistas y bandas y músicos que las interpretan

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Foto diario siglo xxi

POR NOSOTROS DOS

Dime, amor,

si algún día termina mi condena, tú

estás allí

entre otras hermanas tristes

que mueren de pena.

Me llaman toro y me secuestran del campo,

ya me arrancaron de mi madre llorando.

Toda mi vida es una cruz.

¿Qué he hecho yo a España?, contra esta multitud…

Ahora viene el torero

y es cuando más te recuerdo.

En los valles del corazón

no cesará nunca nuestra canción.

El torero introduce su espada,

mi cabeza cae, no digo nada.

Llaman cultura a matar,

lo que no callo es lo que voy a recordar.

Mira, amor,

hay gente hablando hoy por los dos y tú

estás allí

y yo estoy a tu lado

en esta canción de desamor

Por la crueldad

De la humanidad

Contra la libertad

Del resto de vidas

Y tú estás aquí

y yo a tu lado

en nuestra canción.

[Por nosotros dos fue hecha canción por Rocío Ro, con letra de Ángel Padilla.]

SUEÑA EL LEÓN

Recuerda el león cuando era libre

al otro lado de las rejas.

El circo que lo capturó

cubre la hierba.

Llorando el león sólo recuerda,

acostado en su fría celda.

Pronto empezará la función

y en él sólo hay tristeza.

Sus ojos eran altos como el Sol,

sus patas, Torres inmensas.

Temblando agacha la cabeza

y sus ojos cierra.

Busca la luz, León,

en el fondo de tu tristeza.

En tu negra prisión

hay verdes praderas.

Campos de libertad

en el reino de tu cabeza.

El carcelero traidor

en tu mente no entra.

Recuerda el hombre que no es libre

en este mundo que lo apresa.

Camina en la gris ciudad

y en él sólo hay tristeza.

Llorando el hombre nada espera

en la cárcel de su existencia.

Dentro se agita el león

buscando una puerta.

Busca la luz, león,

en el fondo de tu tristeza.

En tu negra prisión

hay verdes praderas.

Campos de libertad

en el reino de tu cabeza.

El carcelero traidor

en tu mente no entra.

[canción hecha por Graciela Folgueras, con letra de Ángel Padilla]


A LOS POETAS

Poetas que cantáis al hombre,

que cantáis al amor.

Canto alto, hermoso, vuestro canto.

Cantáis a la flor.

Poetas que habláis por el soldado,

por su cuerpo en la hierba y su llanto.

Llanto alto, hermoso, vuestro llanto.

Cantáis al hermano.

Poetas que cantáis al pobre,

versos a su hambre.

Canto grave, herido, vuestro canto.

Cantáis a la sangre.

Poetas, por qué en vuestro canto

sólo es hermano el humano.

Poetas, por qué en vuestro llanto

el animal no es canto.

Decidme por qué en vuestro canto

el animal no es hermano.

Decidme por qué en vuestro llanto

el animal no es llanto.

[A los poetas tiene música y voz, Graciela Folgueras. Letra Ángel Padilla]

BALADA PARA REGINA

Esas manos negras

deberían caer

como ceniza

por haberte tocado

Por haber ensuciado

la mujer de tu cuerpo

por haber desangrado

tu alegria

Hay veces que el dolor

es tan fuerte

cuando ya no es dolor

cuando el dolor es tan grande

se llama soledad

Se llama soledad

se llama soledad

se llama soledad

Regina murió

sintiéndose el ser más solo

del universo

y eso es aún más irreparable

que su herida

a Regina no la mataron

de dolor

a Regina la mataron

de soledad

se llama soledad

Se llama soledad

se llama soledad

se llama soledad

Pero ahora Regina no está sola

se levanta en nosotros

respira en nosotros

parpadea en nosotros

Regina caminará de nuevo

en cada perro acariciado

en cada gato arropado

en cada pájaro libre

y sus oídos volverán a oír

en palabras

de cariño

Porque Regina es la vida

y vivirá si queremos

Regina …

Regina baby la vida

Regina…

[Balada para Regina fue hecha canción por Major Arcana, con letra de Ángel padilla]

LLORA BRITCHES

Negro león de la noche, ¿quién es él?,

Veo en tu inmenso cuerpo una criatura,

Un animal enterrado en su tristeza,

León negro de la noche, sepultura.

No hay peor tristeza que sentir tristeza,

Y no poder abrir los ojos para ver una puerta,

Hombre que sientes hondo, ¿entiendes su pena?,

Hombre que sientes hondo, recuerda.

Entre estos muros negros no hallo puertas,

A este frío abismo no llega tu voz,

Quisiera entrase el sol sus caballos de fuego,

Quisiera entrases, amor, tu amor.

A veces me imagino corriendo en la hierba,

Sentir de nuevo el viento y ver amanecer,

Hombre que sientes hondo, tú que entiendes mi pena,

Hombre que sientes hondo, recuerda.

Acuérdate del dolor más grande que hayas sentido,

Acuérdate de aquella sangre que ardía en la luz,

Recuerda que entre esas llamas hubo un amigo,

Sangrando estoy, llorando fuego y no llegas tú.

[Llora Britches fue hecha canción por Lyvon, con letra de Ángel Padilla, en 2007.

En 2021 fue regrabada e interpretada por distintos artistas de la música internacional, remasterizando la canción original de Lyvon y con la misma letra de Ángel Padilla. Para este tema se grabó un vídeo que puede verse en youtube con el nombre “Llora Britches (confinamiento”, en ella intervinieron artistas de bandas como SynlakrosS, Lyvon, Azrael, Sylvania, Rocío Ro y algunos componentes de la mítica banda argentina Las Brujas.]

ROMEO DE LA MUERTE

Tan sólo ayer

el sol besaba al amanecer

los mil nombres de la vida en mi piel.

Tan sólo ayer.

Tan sólo ayer

tus manos eran flores para mí

y en las flores de tu voz siempre era abril.

Tan sólo ayer.

Y ahora, torero, soy sangre y soy miedo.

Ahora en este ruedo soy tu juego.

Romeo de la muerte, ven a ver a tu Julieta,

en la arena de tu amor soy toro herido.

Has escrito con mi sangre rojos versos de traición.

Poeta del dolor y del castigo.

Pintor de la tristeza, ven a ver tu nueva obra,

mis ojos que enrojecen sin destino.

Mi cuerpo de praderas, tu noche en mi interior,

la espada de tu arte… de asesino.

Tan sólo ayer

senderos bajo el cielo, monte azul

donde mi alma era paloma sin tu cruz.

Tan sólo ayer.

Y ahora, torero, soy trueno y locura,

tu amor de banderillas y tortura.

Romeo de la muerte, ven a ver a tu Julieta,

en la arena de tu amor soy toro herido.

Has escrito con mi sangre rojos versos de traición.

Poeta del dolor y del castigo.

Pintor de la tristeza, ven a ver tu nueva obra,

mis ojos que enrojecen sin destino.

Mi cuerpo de praderas, tu noche en mi interior,

la espada de tu arte… de asesino.

[La música de Romeo de la muerte fue compuesta por Raúl Romero, con letra de Ángel Padilla. Romeo de la muerte fue interpretada por vocalistas muy dispares, como Verito Moneta, la actriz y cantante de musicales Patricia Clark o la jovencísima Aurora Siscar en una obra de teatro.]

CABALLO DE PICASSO

Vivo en un país de brujas,

de molinos y fantasmas.

Veo dibujos de Goya

que caminan en las plazas.

Al caballo del Guernica,

que alta llora su cabeza,

lo espolea un gris jinete

y el Guernica se despierta.

Y caen lágrimas en este dibujo.

Y vómitos de sangre en el papel.

Un boceto de hombres sonriendo.

Si pudiera el Picador

ver llorar al toro herido

cuando su lanza enrojece,

pero es retrato y olvido.

Si esta España quiere hogueras,

cuentos de santos y espadas,

yo no vivo en el medievo,

lucharé por otra España.

Lanceado tiembla el toro

de frío y soledad.

Junto al caballo triste

llorando morirán.

Y llenarán de sangre este dibujo.

Y orinarán de miedo en el papel.

Un boceto de manos aplaudiendo.

Si quisiera el Picador

que este Picasso se calme

de figuras que alzan gritos

desde los charcos de sangre.

Si esta España quiere Obispos

y martirios en las plazas,

yo no vivo en el pasado,

lucharé por otra España.

Son las doce de la noche.

Silencio en la plaza vieja.

En la sangre de la arena

crece una brizna de hierba.

Ahora cabalga feliz,

caballo de mi tristeza,

contra esta España de Goya

y el Guernica de su Fiesta.

[convertida en canción por Lyvon, con letra de Ángel Padilla]

LA VOZ DE TU CRIMEN

Imagina no tener nombre

Imagina nacer entre hierros

No ver nunca el Sol

Sólo sentir la Pena

Imagina no saber del viento

No saber del amor

Que nadie te hable

Que nadie te mire

¿Dónde estoy?

Por fin salí

de ese encierro atroz…

Entro en un camión

Me empujan a patadas

Me dicen: “CERDOOOO!”

Imagina esa larga noche sin estrellas…

Porque vives en los barracones de la muerte

Hay muchos como tú que sólo lloran

Y muerdes los barrotes porque aquí no hay nada…

“Porque no ve el amor, la humanidad está perdida

Porque olvidó la tierra

y ya no escucha al viento, la humanidad está perdida”

En el camión chillamos

Hay muertos por el suelo

Me estalla el corazón

Me tiembla todo el cuerpo

Salimos entre insultos

de humanos, a patadas

De nuevo encajonados

Y al otro lado: ESTALLAN…

MIL GRITOS COMO EL MÍO

PUES YO SIENTO QUE GRITO

MI VOZ ESTÁ CHILLANDO

DONDE ME HAN CONDUCIDO

ME SUBEN EN UN GANCHO

ME RAJAN POR LA PANZA

MI SANGRE ES PURO FUEGO

MI GRITO BROTA EN LLAMAS

Imagina que

estás ante tu plato de comida

y que esa carne era algo

y que esa carne era Alguien

Que pudo tener Nombre

Que como tú soñaba

Con correr por el mundo

y desde el plato te habla…:

Sangreeeee

Sólo soy Sangre….

Pisoteada Vida…

Y no amada por nadie

En los supermercados

Entre los restaurantes

Todos llevan cuchillos

Para pagar mi carne

[La Voz de Tu Crimen es la letra de Ángel Padilla que el grupo chileno de death metal Beelzebuth convirtió en canción y se puede ver el vídeo en youtube con igual título que la letra]

TORO

En mitad de tu arena me levanto.

Aplaudían y ahora callan.

Mi corona de flores refulge.

La primavera no la paras.

En el mar se hunde tu espada.

Tú rezas a estatuas.

Mi Diosa es la Virgen de los Prados.

Picador, baja.

Caballo viejo, regresa conmigo

a la azul hierba olvidada.

Volvemos de noche

a la cruel plaza

a tornarla en cenizas

con los fuegos del alba.

Ángel Padilla

[con título homónimo al poema, la canción “Toro” fue compuesta por Jhon Conde para su album Toro. Se grabó un vídeoclip que se puede ver en youtube. John Conde en el presente se está ganando un gran éxito con su particular música]

DECIR DE LOS SILENCIADOS

Silenciosamente, los Nadie.

Millones, tan lejos y tan cerca, Nadie.

Ocultos a nuestra vista, en ruinosas naves.

Tú sabes de una patria, y de una madre.

Sabes de tus hermanos, del primaveral

parque.

Ellos son millones sin nombre ni aire

y pisando su sangre, y pisando su sangre.

Arráncame el Sol.

Arráncame el Sol.

Que yo no puedo verlo

desde mi balcón.

Arráncame el Sol.

Arráncame el Sol.

Que yo no puedo verlo

desde mi balcón.

Necesitamos alguien que entregue su vida

Necesitamos alguien que nos dé sus dedos

Necesitamos alguien que deje su casa

Necesitamos alguien que venga a la rosa

Necesitamos alguien que huela esta sangre

Necesitamos alguien que llegue a esta orilla

Necesitamos alguien que arribe a esta piel

Necesitamos alguien capaz de olernos

Necesitamos alguien que sea una iglesia

Necesitamos alguien que no tenga paredes

Necesitamos alguien que sea sólo cielo

Necesitamos gente dispuesta a morir

Necesitamos alguien con lengua de playa

Necesitamos gente con pies de caballo

Necesitamos amigos en esta noche…

Necesito que vengas, amor amor.

Yo te ruego que acudas enseguida.

Alguien ha recitado un poema de muerte.

El verdugo silencia mis cartas.

Tú ¿me sigues mandando cartas?,

yo te sueño, eres el mar.

Ojalá adentres tu cielo

y me abraces mientras muero.

Arráncame el Sol.

Arráncame el Sol.

Que yo no puedo verlo

desde mi balcón.

Arráncame el Sol.

Arráncame el Sol.

Que yo no puedo verlo

desde mi balcón.

Necesitamos hombres niños

Necesitamos mujeres flores.

Necesitamos niños de hierba.

Necesitamos martillos.

Necesitamos cizallas.

Necesitamos batallas,

que luego entréis sin miedo

y nos miréis a los ojos

[Decir de los silenciados fue hecha canción por Electric Xandra, con letra de Ángel Padilla. Forma parte del poemario “La Bella Revolución”]






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Versos de amor

No somos una hermandad. ¿Dónde están las feministas?

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El jueves 28 es el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro. Ese día habrá movilizaciones en varias ciudades argentinas, convocadas por asambleas de colectivos y organizaciones feministas, políticas y sociales, en defensa del derecho al aborto, la educación sexual integral (ESI), por la separación de las iglesias del Estado, contra las derechas y el ajuste. En la ciudad de Buenos Aires, vamos a marchar de Plaza de Mayo al Congreso.

El feminismo, los derechos de las mujeres y las personas LGBT vuelven a ser parte de las conversaciones, después casi dos años en los que la respuesta a cualquier debate, crítica o reclamo fue la institucionalización de blazers violetas (como resumió en una imagen una tuitera). El pase a segundo plano (y fuera de las calles) del movimiento feminista responde a varios motivos, sobre algunos leíste en estas entregas. Destaco la institucionalización porque fue una política bastante abierta, mediante la invitación a no hacer críticas al oficialismo, guardar la agenda para otro momento o invertir los gestos simbólicos (de aplaudir a funcionarias feministas a justificar funcionarios ¿casi candidatos? rancios en nombre del volumen político y de “entender la coyuntura”).

Las amenazas y ataques de Javier Milei y La Libertad Avanza encendieron las alarmas. ¿El derecho al aborto está en peligro? ¿Va a desaparecer la educación sexual integral? Son solo algunas de las preguntas que aparecieron. Lo que hasta hace un tiempo se consideraba un caso cerrado, y reabrirlo o hacer preguntas era inconveniente frente a los “verdaderos” problemas populares, hoy vuelve a estar en discusión.

Las asambleas mostraron nuevamente la heterogeneidad del movimiento feminista, hay muchas posturas en debate. Volver a la calle distingue este llamado de los planteos que limitan el potencial de la movilización de las mujeres a “bloque electoral”. ¿La movilización feminista puede ser un motor para enfrentar a la derecha? El resultado no está garantizado pero tampoco tenemos que aceptar una derrota de antemano. Espero que seamos muchas ese día, que sea una demostración, un recordatorio y una advertencia de la insistencia en la movilización. Una demostración para quienes esperan las elecciones con escepticismo, un recordatorio para quienes todavía tienen el pañuelo verde en la mochila y una advertencia para el futuro gobierno (sea cual fuere). Pero más allá del número, creo que es un buen síntoma que cuando alguien pregunte “¿dónde están las feministas?”, la respuesta sea “en la calle”.

Europa está perdida

Hace diez años, Kae Tempest se convertía en la primera persona menor de 40 años en ganar el premio Ted Hughes, una especie de Oscar a la poesía en el Reino Unido. Agitó las aguas consagradas con Ancianos relucientes (Brand New Ancients, que tiene una edición argentina de Caleta Olivia, traducida por Tamara Tenenbaum). Es un poema largo, escrito para ser leído en voz alta, que habla de los dioses que están entre nosotros: “Los dioses están en las casas de apuestas /los dioses están en el bar /los dioses están en fumando faso en el fondo /los dioses están en las oficinas /los dioses están en sus escritorios /los dioses están hartos de siempre dar más y recibir menos”.

Habla de la vida en los barrios trabajadores de Londres, del amor, de la violencia, de quemarse el sueldo en vino o mirar la tele “sin saber qué más hay para querer”. Tempest recita para gente que lee a William Blake y W.B. Yates y en un escenario del festival Glastonbury para muchos que nunca leyeron a esos poetas. Ancianos relucientes, como otras obras de Tempest, hablan de la épica de todos los días, de heroísmos chiquitos y barbaries cotidianas.

Otros poemas o piezas de spoken word (literalmente palabra hablada) son abiertamente políticos, testimonio de una generación que no encuentra referentes en la política tradicional pero sigue soñando y sufriendo muy parecido a los mineros de los años ‘80 o las militantes del movimiento de liberación en los años ‘60 del siglo XX. La desigualdad, el consumismo y la crisis ambiental desbordan poemas como “Europe Is Lost” (Europa está perdida). Algunos versos podrían traducirse así (con perdón de los poetas por la torpeza): “Son los grandes negocios, bebé, y su sonrisa es horrenda /Violencia de arriba a abajo, brutalidad estructural /Tus hijos están drogados con sedantes recetados /Pero no te preocupes por eso, preocupate por los terroristas /¡El nivel del agua está subiendo! ¡El nivel del agua está subiendo! /¡Los animales, los elefantes, los osos polares están muriendo! /Basta de llorar, empezá a comprar pero, ¿qué pasa con el derrame de petróleo? /Shh, a nadie le gustan los aguafiestas /Masacres, masacres, zapatos nuevos”.

La isla de enfrente y la otra chica negra

Zona liberada (Suma/Penguin Random House) de Melina Torres es la segunda entrega de la saga de la detective Silvana Aguirre y su fiel compañero Ulises Herrera. La novela está repartida entre Rosario y las islas entrerrianas de enfrente. En esa isla incendiada y colonizada por los excesos humanos (desde las vacas refugiadas por el exilio obligado de la soja hasta los negocios derivados del narco) funcionan los paraísos temporarios a los que cruzan los turistas con sus heladeritas y sus sueños de fin de semana, pero también viven la vida y la muerte, el arte y los negocios. Como siempre en la novela negra, el crimen está ahí para hablar de muchas otras cosas. Por eso a Melina le gusta decir que en el fondo es una historia sobre la amistad, y también es una historia sobre esos lugares y momentos arrinconados por la gentrificación, sobre los amores y los deseos que no pudieron ser o no serán, las cosas verdaderamente importantes, que el Negro pasee y tenga la tele prendida si se queda solo, tener hielo en la conservadora y alguien que te acompañe a comer esa comida que es mala para el colesterol pero buena para todo lo demás.

La otra chica negra (Hulu, acá se ve en Star Plus) es la historia de Nella, la única empleada negra de la editorial Wagner Books. La serie recorre los grados del racismo en el lugar de trabajo, desde la discriminación abierta hasta los comentarios condescendientes, pasando por todos los tipos de corrección política, de esa que brilla mucho y no soluciona nada. Todo cambia cuando llega Hazel, la otra chica negra. Lo que empieza con expectativas de complicidad e ilusiones de sororidad se pone muy raro y termina en una mezcla de comedia y terrorcito sin romper nada. Está llena de referencias a la lucha contra el racismo en el cine y la cultura popular, desde ¡Huye! de Jordan Peele hasta la canción de Nina Simone “To Be Young, Gifted and Black”, en honor a la obra de teatro de la escritora Lorraine Hansberry.

Hablando de Nina Simone, en una escena Nella habla por celular y le dice a alguien que no vemos “prendamos fuego todo”. Me hizo acordar al festival de Harlem en 1969 (desconocido en comparación con Woodstock, realizado el mismo año), en el que Nina Simone cantaba o recitaba o arengaba los versos de un poema de David Nelson del colectivo The Last Poets: “¿Están listos para hacer lo que sea necesario? /¿Están listos para aplastar cosas blancas, para quemar edificios, están listos?”. La época es muy diferente pero el fuego sigue estando, aunque no arda hoy como en ese verano de 1969. Y siguen estando los poetas para volver a darle la razón a Percy Shelley, que en su Defensa de la poesía los nombró legisladores no reconocidos del mundo.

Este texto fue publicado en el newsletter No somos una hermandad. Podés suscribirte a este y otros newsletters de La Izquierda Diario y El Círculo Rojo.






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Versos de amor

Un tiempo de memoria (al alba del 27-S de 1975)

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A quién le viene hoy a la mente, por recuerdo, por trasmisión de memoria o por lecturas históricas, la fecha del 27 de septiembre de 1975, cuando un régimen dictatorial que no dudaba en utilizar el terrorismo de Estado tampoco aflojaba al fusilar a cinco hombres acusados de terrorismo contra el Estado?

Hubo de ser angustioso aquel septiembre de noticias sobre juicios sumarios y sumarísimos. ¿La posibilidad de la pena de muerte era creíble? Incluso para quienes vivían en aquella dictadura, que por lo demás tenía un nutrido arsenal represivo (militar, policial, judicial y penitenciario), la pena de muerte ya sonaba estridente en España. Lejos quedaba el elevadísimo número de penas de muerte de la posguerra. Los años 50 fueron los de la ‘normalización’ histórica de las cifras de la pena capital, minorizadas desde principios del siglo XX hasta su abolición durante la Segunda República; eso sí, antes de su hipertrofia y agigantamiento con las dinámicas represivas de la Guerra Civil.

En la década de 1960 el régimen continuaría usando la pena de muerte de manera puntual, normalmente para amedrentar a la oposición antifranquista (el comunista Grimau, los anarquistas Granado y Delgado…). Después, en el proceso de Burgos de 1970 contra miembros de ETA, la protesta y la presión internacional doblegaron la voluntad del caudillo. Sin embargo, tras el atentado contra Carrero Blanco, su naturaleza inflexible volvió a mostrarse el 2 de marzo de 1974, con el agarrotamiento de Puig Antich (y junto a él, a modo de conllevancia punitiva, el de Georg Michael Wezel, quien, como ejemplo de la politización judicial del franquismo, se identificó erróneamente como Heinz Ches, lo que demuestra la investigación de Raul Riebenbauer).

En 1975 la pena de muerte era lamentablemente muy creíble. Por eso corría raro el mes de septiembre de 1975, cuando, a Luis Eduardo Aute, que trabajaba en la composición de una canción de amor, se le fueron apareciendo sobre el papel metáforas de muerte. No eran las imágenes de una muerte cualquiera. En las anotaciones del poeta se estaban abrazando las musas del buen amor y las de la mala muerte. Imposible saber cómo se fueron transformando las palabras y los versos. «Los hijos que no tuvimos…». Pero sí sabemos que el cantautor, hacia mediados de septiembre, cuando los procesos sumarios se hicieron sumarísimos, ya no escuchaba la voz aislada y dulce de las musas. «Pólvora de madrugada…». Luis Eduardo Aute, como muchos, se conmovía con las noticias de los consejos de guerra, mientras crecía una gigantesca ola de protesta mundial.

En septiembre del 75, de la inspiración de un poeta y cantautor genial nació ‘Al alba’, envuelta de una atmósfera política afligida y alterada. El título, que parecía no decir nada, lo explicaba todo. Siempre será una bella canción de amor. Pero, si no olvidamos la intrahistoria de nuestras emociones más tristes, esas que provocan hasta congoja, ‘Al alba’ también quedará como un sentido alegato contra la pena de muerte, afirmándonos con ella contra las que fueron últimas penas de muerte de la historia de España: «No fue la canción que quería hacer -declaró Aute mucho después-, pero vino cuando ella quiso. Es lo que suele suceder cuando una canción necesita existir».

Sabemos por Pierre Nora que un espacio cualquiera, un objeto, una institución, pero también un acontecimiento, son «lugares de memoria» si escapan del olvido y construyen recuerdo social (o ‘memoria colectiva’, o ‘memoria histórica’, ustedes dirán). Un hecho histórico conflictivo es también un tiempo de memoria. Su recuerdo abre la puerta de las emociones que llegan del pasado, con todas las banderas, las lágrimas y el rebufo de los vientos de división. Pero obviarlas para no ahondar en lo que nos traumatizó de manera colectiva es despreciar lo mejor que pueden traernos las ’emociones históricas’: conocimiento y sensibilidad. Emocionarse investigando el pasado otorga capacidad de reacción frente al fragor inmediato de esas otras emociones odiosas del presente que se alimentan de nostalgias imposibles de compartir.

El franquismo y su legado ‘memoricida’, la represión y la censura, las torturas y las penas de muerte, no se pueden compartir. Quienes lo reivindican nos espantan, no por lo equivocado de su añoranza, sino por lo incivilizado de lo que proyectan. No en vano son los mismos que nos quieren hacer comulgar con las ruedas de un control policial y un código penal ultrarreaccionarios. Por eso en septiembre de 2023 deberíamos recordar septiembre de 1975, un tiempo de memoria que se hace inteligible como ‘lugar’ al que acudir emocionados y con los ojos abiertos, a ver qué nos dice y qué nos enseña.



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Versos de amor

Sabina y el milagro de estar vivo y resucitar para cantarlo

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Seamos tópicos: no han sido 19 días y 500 noches sino algo más, casi seis años de nada (sólo tres, si contamos su último mano a mano con Serrat), lo que ha necesitado Joaquín Sabina para volver a llevar su equilibrismo de taburete y barra fija, todo canallismo ilustrado y sal y tequila para las heridas, a lo más alto de la montaña de Montjuïc. Poca cosa para cualquier mortal pero toda una vida para él que, en todo este tiempo, ha caído y se ha vuelto a levantar; ha batallado con afonías épicas e inoportunos bloqueos; y hasta ha visto cómo se retiraba su más fiel compinche, el de los dedos entrelazados en la camilla cuando viajó del Wizink al hospital.

Así que ahí está, recién salido casi del arroyo, de la chapa y pintura post-trompazo 2020, exprimiendo su particularismo ‘memento mori’ y ganándole una nueva mano a la parca con las mismas cartas de siempre. «Sé que respiro porque sigue huyendo», escupen los altavoces antes incluso de que se apaguen las luces del Palau Sant Jordi y aparezca en el escenario. Maravilla. El prólogo perfecto para una noche de supervivencias y supervivientes. Nostalgia y melancolía. Sabina, contra todo pronóstico, siendo más Sabina que nunca.

Primer concierto de dos (el viernes repite con el Barça-Sevilla contraprogramando a pocos metros; todo un test de estrés para la movilidad de la zona), entradas agotadas, y cálida ovación en cuanto el bombín blanco asoma por el lateral del escenario. «Uno lleva casi un año dando tumbos por el mundo con este concierto y con muchas ganas de volver a Barcelona, a este lugar del que tengo recuerdos imborrables», dirá justo después de arrancarse muy de dentro un «bona a nit a tothom!» que suena a caverna y a granito. A entraña y emoción. O, como dice él mismo, a andar celebrando el milagro de estar vivo en ‘su’ Palau Sant Jordi mientras acuna los versos de ‘Sintiéndolo mucho’, ‘Lo niego todo’ y ‘Mentiras piadosas’. Material más o menos reciente para empezar a hacer memoria y desenredar la madeja de la nostalgia intentando no hacerse un lío.

Amigos caídos

«Cuando uno va cumpliendo años, lo peor que pasa es que van desapareciendo los amigos», dice. Y se acuerda de Javier Krahe. Y de Luis Eduardo Aute. Y de Pablo Milanés Y, cómo no, de su primo Serrat, que por ahí anda pero que se retiró «nadie sabe porqué». Es el pórtico de ‘Por el bulevar de los sueños rotos’, himno de karaoke y estadio que sirve para celebrar «la fantástica vida» de Chavela Vargas y darle un revolcón a ‘Llueve sobre mojado’. Sin Fito Páez pero con la banda gustándose y Sabina encadenando recuerdos y brincando de la Mandrágora a Edimburgo. Ah, la vida. Es la excusa para bromear por millonésima vez sobre su voz, ahumada y lijada y salpicada de guijarros, y, acto seguido, esfumarse para ceder el protagonismo vocal de ‘Yo quiero ser un chica Almodóvar’ y ‘La canción más hermosa del mundo’ a María Barrios y Antonio García de Diego.

‘Tan joven y tan viejo’, con la garganta al límite pero sin peligro de colisión, pone al público en pie. Clímax nostálgico. Desborde sentimental «Así­ que, de momento, nada de adiós muchachos», canta. «Me duermo en los entierros de mi generación; cada noche me invento, todaví­a me emborracho», recita con orgullo de tahur en excedencia.

Bajan las revoluciones, se dispara el ‘sabinómetro’. Canciones de amor salpicadas de rotos y desgarros. Voz quebradiza y mirada acuosa en ‘A la orilla de la chimenea’. ‘Una canción para la Magdalena’ de piano mínimo. El Sant Jordi, coreando al unísono aquello de «la más puta de todas las señoras». Territorio Sabina, el milagro de los panes y los peces en versión rimas y versos. Otra resurrección, una más, tras la que, ahora sí, se intuye el aroma de la despedida. O tal vez no. Porque llega ’19 días y 500 noches’ y de nuevo jaleo en la pista. Y en las gradas. Sabina no se levanta del taburete, pero hace como que baila. Y con eso basta.

Para el final, los ases y las cartas marcadas: ‘Peces de ciudad’, ‘Y sin embargo’ y ‘Princesa’ en versión acorazada. «¡Rock and roll!», grita alguien sobre el escenario. Sota, caballo y rey. Y en los bises, el balanceo de brazos, el acunarse en la memoria colectiva de ‘Contigo’ y de esa ‘Noches de boda’ fundida con la proverbial ‘Y nos dieron las diez’. Infalible. «Si lo que quieres es cumplir cien años, no vivas como vivo yo», canta, guasón, para cerrar la noche con ‘Pastillas para no soñar’. Y el milagro, en efecto, es que ahí sigue. Viviendo para contarlo. Y, sobre todo, para cantarlo.



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