Las frases intencionadas de Feijóo


Las intervenciones del Feijóo político están previamente redactadas, supervisadas y analizadas meticulosamente por una corte de asesores y expertos politólogos a sueldo.

Sucede no solo en su caso, sino en el de todos los lideres importantes.

Sabe Feijóo lo que lee, aunque a veces lea mal. Sabe lo que dice, aunque a veces lo diga mal.

Sus equivocaciones están calculadas al milímetro, y no me refiero a aquellas como las de estar desubicado geográficamente y confundir Extremadura con Andalucía, o como trabucarse con el título de un libro de George Orwell (1984) con la fecha de su escritura.

Eso son anécdotas risibles, pero sin costo electoral alguno.

Esos errores de Feijóo se explican sencillamente como consecuencia de fallos en su calidad en el pensar.

“Errores intencionados”

Feijóo en Galicia estaba protegido por todos los medios de comunicación y comentaristas distinguidos. Pasó artificial y falsamente por ser “un político de Estado, prudente, culto, conciliador y conseguidor de mayorías absolutas”, que justificaban por si solas su valía política, aunque Galicia durante los 13 años de sus mandatos progresara bien poco.

Me refiero a sus otros errores, los “errores intencionados” de sus discursos, que al igual que los bulos o patrañas concitan más atención e interés que los hechos y son muy efectivos electoralmente.

Algunas de sus afirmaciones tomadas al azar lo demuestran:

“Dice usted Sr. Sánchez, que estamos creciendo más que nadie, y estamos creciendo menos que nadie”.

De nada vale contra argumentar con datos y cifras lo ratificado por el BCE, por la UE, o por las estadísticas oficiales…”crecemos menos que nadie”, y amén.

“Nadie cree en España que Bildu es más constructivo que el PP”. 

Luego de dicho esto, Feijóo deconstruye o destruye lo asegurado, con los votos contrarios del PP al respecto del salario mínimo, pensiones, presupuestos, o reformas laborales.

“Somos los últimos en la cola de Europa”. Y se queda tan ancho sin aportar razón o información alguna a esta contundente afirmación falsa y desmontable en minutos de consulta.

“Los ministros no están a la altura de España”. Ese amor patriótico a la madre patria y descredito de los demás, se sigue sin aportar justificación alguna.

El ataque hace meses de un marroquí a dos iglesias en Algeciras, en el que murió lamentablemente un sacristán, da lugar a otra afirmación: “Desde hace siglos ningún católico mata en nombre de su Dios”.

Feijóo olvida adrede la cruzada contra infieles de nuestra guerra civil o a los guerrilleros de Cristo Rey.

Una vez más la religión y la política se retroalimentan y refuerzan.

Dios está en todas partes, pero al parecer muy especialmente entre algunos de los poderosos y políticos que lo tienen en la cabeza, pero alejado del corazón y de la cartera.

Feijóo desea, al parecer, representarlos “católicamente” a todos ellos.

La patológica obsesión del PP con los impuestos (que permiten mantener la sanidad, la educación pública, las pensiones, o los ERTE, entre otros) le llevó a manifestar en diferentes momentos: “El Gobierno ha decidido que no baja ningún impuesto”. Ello es falso y lo sabe, el Gobierno bajó el IVA de muchos productos, además de la electricidad, o el IRPF de salarios iguales o menores a 21.000 euros.

Sabe Feijóo y todos nosotros, que, si un hecho es falso, puede conseguirse que se tome por verdadero al repetirlo, porque una falsedad repetida mil veces se suele convertir en una verdad aceptada.

Maquiavelo mantenía que las frases dichas con intención política están exentas del requisito de verificación. Feijoo quizás no haya leído a Maquiavelo, pero sus asesores si…

El que tiene intención de engañar suele encontrar a quien se deja convencer.

Sabemos todos que es más fácil engañar con simplezas a la gente que sacarla de su error o desengañarla. Lo saben sus asesores y don Alberto lo lleva a la práctica diariamente.

Feijóo, no se equivoca, está bien aconsejado sobre como producir embustes o medias verdades y las dice impertérrito, impasible, y sin desvergüenza intelectual alguna, eso sí, por el bien del PP y su causa.

Recuerdo aquí una afirmación, creo que, de Groucho, en la que refiriéndose a un personaje y sacándole a la misma lo que de ofensivo pudiera tener, podríamos parodiar como: “Él puede parecer mediocre y actuar como tal, pero no se deje usted engañar, es muy mediocre”. ​

De cualquier forma, la triste realidad es que quien elige a un mediocre como representante, se considera casi siempre bien representado. @mundiario

 





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