La capacidad de adaptarse al paso del tiempo y de detectar los nuevos talentos que ayudan al crecimiento son dos de las mejores vías para conseguir que una empresa (de lo que sea) perdure y sume años en un estado de forma excelente. Sin duda es el camino que lleva recorriendo la relojera suiza Audemars Piguet desde su fundación en 1875 (hace nada más que 123 años).
En un mundo supuestamente entregado al clasicismo, Audemars Piguet ha firmado una brillante colaboración con el diseñador Matthew M. Williams a través de su firma 1017 ALYX 9SM, fundada hace tan solo ocho años. De este sorprendente crossover han nacido cinco relojes: dos para la colección Royal Oak, otros dos para Royal Oak Offshore (los cuatro en ediciones limitadas) y un Royal Oak Cronógrafo Automático único. Y único quiere decir exactamente eso: sólo hay una unidad en el mundo.
Pasión por los detalles
Dentro de la larga historia de colaboraciones de Audemars Piguet cabe preguntarse las razones que han llevado a la compañía helvética a llamar a la puerta de un diseñador como Matthew M. Williams cuya marca, 1017 ALYX 9SM, tiene tendencia a nadar contracorriente en la industria de la moda. Si tuviéramos que definirlo en pocas palabras diríamos que la pasión por el detalle ha sido fundamental a la hora de la elección. La persecución incansable de la vanguardia y el dominio de la artesanía en sus respectivos campos sería otras dos razones que han alumbrado esta apasionante colaboración.
Audemars Piguet ha buscado a través de la alianza con 1017 ALYX 9SM acercar el mundo de la alta relojería al universo de la moda urbana con la reinterpretación de dos de sus colecciones emblemáticas a través de los códigos estéticos del diseñador de Chicago, que actualmente reside y trabaja en Milán. Williams ha declarado que “una colaboración como esta me permite explorar y ampliar mis conocimientos a otra esfera de excelencia”.
Por su parte, François-Henry Bennahmias, Consejero delegado de Audemars Piguet, se muestra entusiasmado con el resultado de la experiencia: “En esto reside precisamente la belleza de esta colaboración: las sinergias surgidas nos han elevado mutuamente a nuevas cotas”.
La irrupción de un torrente de creatividad como Matthew M. Williams en dos colecciones tan importantes como Royal Oak y Royal Oak Offshore ha tenido como resultado cuatro relojes en los que prima la pureza de las formas y un minimalismo que evita cualquier adorno superfluo. El corazón de todos ellos late con movimientos de última generación y, para poder disfrutar de la complejidad de estas máquinas, el fondo monta un cristal de zafiro que permite ver el funcionamiento de la masa oscilante creada para estas cuatro ediciones limitadas.
Arte y solidaridad
La joya de la colección creada por Audemars Piguet y 1017 ALYX 9SM es la unidad fabricada del Royal Oak Cronógrafo Automático único. Se trata de una pieza de coleccionista con caja y brazalete bicolor de oro amarillo de 18 quilates y acero inoxidable. La esfera repite las pautas del minimalismo del resto de los relojes y el cronógrafo, en un alarde de elegancia, sólo se dibuja con las tres agujas desnudas, sin contadores, registrando el paso del tiempo a las tres, las seis y las nueve. Es una obra de arte.
Como tal, este Royal Oak Cronógrafo Automático único se subastó durante la fiesta de presentación de la colaboración en Tokio. Su afortunado poseedor pujó por encima del millón de dólares para hacerse con el botín. Ese millón de dólares se destinará a proyectos solidarios liderados por las oenegés Kids in Motion y Right to Play. Ambas organizaciones basan sus iniciativas en el aprendizaje a través del juego y han sido seleccionadas conjuntamente por la Fundación Audemars Piguet y Matthew M. Williams.
Arte, diseño y vanguardia son conceptos de por sí apasionantes. Cuando se les une la solidaridad y el deseo de conseguir un mundo mejor, especialmente para la infancia, son insuperables.