En diferentes épocas y hasta la fecha, el esplendor de Acapulco ha atraído a presidentes, deportistas, luminarias del cine internacional y nacional; muchos de ellos, seducidos por su clima y bellezas naturales, lo adoptaron como lugar para residir. Uno de ellos fue el famoso vaquero del oeste norteamericano: John Wayne, quien protagonizó episodios de la época de oro de Acapulco, y al lado de Johnny Weissmüller encabezó la “Pandilla de Hollywood”: figuras como Fred McMurray, Red Skelton, Rex Allen, Bo Roos y Errol Flynn, entre otros.
Incluso John Wayne se asoció con el épico protagonista del personaje de Tarzán para comprarle a Rafael Alducin (quien fuera propietario del periódico Excélsior) el hotel Flamingos, que convirtieron en lugar de reuniones de los afamados artistas.
Fotografías de la época muestran a John Wayne en Acapulco, practicando esquí acuático, caminando al lado de Gary Cooper, sentado en short y camisa al lado de la playa, acompañado de su inseparable cigarrillo (se dice que fumaba hasta siete cajetillas diarias). En especial se pueden ver videos en las redes sociales de la magnífica residencia que edificó sobre un acantilado del Acapulco Tradicional.
“La Casa John Wayne” la adquirió un empresario a quien mucho estimo: Alejandro Puente. En el año de 2011 realizó una magnífica restauración con materiales de la época para conservar su valor histórico.
Hoy la residencia es utilizada para eventos sociales. Posee una bella piscina, pero lo que le da mayor realce es la vista al Pacifico con sus maravillosos atardeceres.
John Wayne intentó, sin éxito, entrar a las fuerzas armadas de su país; emprendió después una carrera en el futbol americano y estudios universitarios, truncados por una lesión.
La personalidad de John Wayne se descubre por sus frases. Aquí algunas de ellas: “Yo no actúo, reacciono”. “La vida es dura, pero es más dura si te comportas como un estúpido”. “El valor es tener miedo a la muerte y ensillar de todos modos”. “¿Que cómo me gustaría que se me recordarse? Bueno, a mí me gusta una antigua frase que dicen los mexicanos: feo, fuerte y formal”.
“Habla poco, habla despacio y no hables mucho”. “Si nada es sólo blanco o negro, ¿por qué el infierno sí debería serlo?”. “Todas las batallas se luchan por hombres asustados que hubieran preferido estar en otro lugar”.
El Acapulco Tradicional tiene muchas historias, hay residencias de actores famosos y es un acervo viviente que da testimonio de la grandeza de una época que no debe borrarse; por eso celebro el interés que tiene el ingeniero Carlos Slim de impulsar un proyecto de rescate que le devolvería el brillo de antaño. Lo merece.
Del anecdotario
Apenas regresaba de las exequias de mi amigo Luis Walton Aburto cuando me enteré de la triste noticia de que el hijo de mi muy querido amigo, el ex gobernador Héctor Astudillo Flores, a los 39 años, justo en el día de su cumpleaños, había fallecido.
No lo podía procesar, y evidentemente volvió a abrir las heridas de la partida de mi hijo Ángel, quien junto con Héctor Javier estudiaron juntos su primaria en el Centro Escolar Chilpancingo.
Sé por lo que están pasando Héctor y Merce, su esposa, pues ya lo vivimos con Laura del Rocío. Siempre he dicho que no hay vacío más grande que la ausencia de un hijo, es un dolor que uno se lo lleva hasta que se muere.
Queridos Héctor y Merce: los vamos a acompañar en este trance tan difícil. Sólo Dios sabe por qué lo ha llamado.
Ahora a luchar por los que se quedaron: Hectorcito, de casi 7 años, y Javier, de 4. Los necesitan fuertes y con todo su amor.
La vida es así…