Versos de amor
Escribían novelas románticas juntos, se pelearon y un contrato hizo que terminaran enamorados
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Amor entre páginas cuenta la historia de Katrina Freeling y Nathan van Huysen, un dúo de escritores que, años atrás, se transformaron en una sensación dentro del mundo literario. Se conocieron en la universidad y, desde entonces, fueron inseparables. Cada libro que escribían se convertía automáticamente en un bestseller. Sin embargo, al poco tiempo de publicar su novela más vendida, algo inesperado ocurrió. Sin dar explicaciones, decidieron seguir por caminos separados.
Desde ese entonces, Nathan y Katrina no volvieron a verse. Por su parte, Katrina no volvió a escribir y ni siquiera pudo volver a entrar a una librería porque teme que la reconozcan. Mientras que Nathan sí publicó otros textos, aunque sin tanto éxito. Empezó a escribir columnas en un reconocido diario y continuó en el foco público. Pero sus fanáticos, que no son pocos, no saben realmente qué pasó entre ellos. ¿Por qué, a pesar del éxito masivo, ya no escriben juntos?
Aunque juraron no volver a hablarse, en un contrato que firmaron 3 años atrás con su editorial se comprometieron a escribir una última novela. Así, sin otra opción -y para alegría de todos esos fanáticos alrededor del mundo que ansían otra colaboración entre ambos- escribir esa nueva novela parece ser su única salida. ¿Qué sentimientos aflorarán ahora que, después de rencores, odios y decepciones, se vean obligados a compartir tanto tiempo juntos?
En Amor entre páginas, editado por V&R, los escritores estadounidenses Emily Wibberley y Austin Siegmund Broka -que, como Katrina y Nathan, son pareja en la vida real y escriben exitosos libros a cuatro manos- narran con tensión, vértigo y poesía una historia en la que el amor, como los libros, no siempre se escribe bien en el primer intento.

La librería no se parece en nada a lo que recuerdo. La han remodelado, la pintura blanca cubre los ladrillos expuestos, hay estanterías de madera gris clara donde antes solía haber estantes metálicos y, en lugar de libros usados, sobre la mesa principal hay unas velas encantadoras y unas bolsas de tela de Jane Austen.
No debería sorprenderme el cambio. Hace tres años que ya no compro libros en persona, ni siquiera en la librería Prólogos, adonde solo he ido una vez a pesar de que está a quince minutos de casa, en el parque Hancock, en Los Ángeles. No me gusta que me reconozcan. Pero amo los libros. Comprarlos por internet ha sido una tortura.
Al entrar, miro a la librera. Apenas tiene veintitantos. No es mucho más joven que yo. Lleva el pelo recogido en un moño despeinado, el piercing de la nariz refleja las luces del techo. No la conozco. Cuando me sonríe desde la caja, creo que estoy a salvo.
Le devuelvo la sonrisa y paso por delante de la estantería de best sellers. El libro Solo una vez está justo en el centro. Identifico de inmediato la tapa azul con tipografía blanca. Lo ignoro mientras avanzo por la tienda.
Hace meses que mi terapeuta me viene insistiendo en que haga esta visita. Terapia de exposición para volver a sentirme cómoda en lugares que antes me encantaban. Cuando me detengo en la sección de ficción, recobro la compostura al recordar que lo estoy haciendo bien. Estoy tranquila. Soy solo yo, buscando algo para leer, sin pesadas expectativas sobre los hombros ni estrés que me martillee el pecho.
Las tapas pasan a toda velocidad, esperando que las escoja. Siento el aroma a páginas frescas. Ya conocía bien las librerías independientes de Los Ángeles cuando Chris propuso que nos mudáramos aquí desde Nueva York por el trabajo que le ofrecieron en el departamento de Escritura de una de las agencias literarias más grandes de Hollywood. Cada librería es diferente y excéntrica, íconos de la alfabetización indignados en una ciudad donde dicen que nadie lee.
Por esa razón he odiado evitarlas. Los últimos tres años han sido un catálogo de cambios. Me he enfrentado a realidades que ya no sabía si quería y a la vida que decidí que no quería. He tenido que recordar las alegrías silenciosas de mi existencia cotidiana y, al hacerlo, he tenido que olvidar. Olvidar cómo mis sueños me golpearon con un impacto devastador, olvidar lo horrible que me sentí cuando por fin me acerqué a lo que siempre había querido. Olvidar Florida.

Ahora todo es diferente. Pero hago de cuenta que no lo es. La librería es parte de la farsa. Cuando vivía sola en Nueva York, antes de conocer a Chris, solía pasear por las librerías independientes de Greenpoint durante el verano, con la tira sudada del bolso sobre el hombro, e imaginaba las historias que escondían esos lomos, me preguntaba si me darían inspiración, ese combustible para el fuego creativo que nunca podía apagar. Leer no era solo disfrutar. Era estudiar. Ahora no estudio, pero sigo disfrutándolo. Supongo que es una parte esencial de mí. Los libros forman parte de quién soy: sin importar cuánto cambie, ellos permanecen iguales, siempre revelarán mi esencia. Y fueron ellos quienes me trajeron a esta librería, deseando encontrar algo para leer antes de que Chris volviera a casa.
–¿Puedo ayudarte en algo?
Oigo la voz de la librera a mis espaldas. Por instinto, me tensiono. Me volteo, vacilante. Mientras me observa con calidez, espero el momento que he temido desde que decidí que necesitaba algo para leer justo esta noche. ¿Por qué simplemente no podía esperar a que me llegara por correo?
El momento tan temido no llega. La expresión de la librera no cambia.
–Eh –digo, insegura–. No sé. Solo estoy mirando.
La chica sonríe.
–¿Te gusta la ficción? –pregunta con entusiasmo–. ¿O prefieres algún subgénero?
Me relajo. El alivio llega al instante. Esto es genial. No, es maravilloso. No tiene ni idea de quién soy. En general, las personas no suelen reaccionar de un modo exagerado al ver famosos en Los Ángeles, donde es posible encontrar a Chrissy Teigen en Whole Foods o ver a Seth Rogen haciendo fila para comprar helado. No es que yo sea famosa. Las librerías son el único sitio donde existe la posibilidad de que me hagan preguntas entrometidas o de encontrarme con fans demasiado entusiastas. Si esta chica no me conoce, acabo de encontrar mi nuevo lugar favorito. Empiezo a imaginarme mi noche en detalle: acurrucada con mi nueva compra en el sofá, con los dedos de los pies sobre nuestra alfombra de piel blanca, controlando a James Joyce para que no lo ensucie todo con té verde y acariciándolo hasta que ronronee.
–Sí, me gusta la ficción en general. Sobre todo la contemporánea –digo entusiasmada. Ya tengo ganas de contarle a Chris que he ido a Prólogos y nadie sabía quién era. Es probable que eso le moleste, pero no me importa. Me pondré a leer mientras él descarga su frustración en la bicicleta estática.
–Tengo el libro ideal para ti –dice la librera. Sin lugar a duda le encanta haber encontrado a un cliente que acepta recomendaciones.
Cuando se aleja, los nervios me vuelven a atacar y se me ocurre una horrible idea: ¿y si vuelve decidida a persuadirme para que lea el libro que ha escogido, y trae Solo una vez? No sé qué le diría. Los pocos segundos que tengo no me alcanzan ni para pensar un primer borrador de cómo huir de la conversación.
Pero pasa algo aún peor.
–¿Qué tal este? –La vendedora me entrega un libro con tapa dura–. Salió la semana pasada. Me lo he leído en dos días.
Debajo del título, que consta de una sola palabra, Refracción, sobre una fotografía lúgubre en blanco y negro leo el nombre del autor: Nathan van Huysen. Miro hacia el exhibidor de cartón del que ha tomado el libro, y no sé cómo no lo vi antes. Está justo en la entrada y contiene varias filas de ejemplares a la espera de clientes, lo cual me indica dos cosas: costos de publicación elevados y pocas ventas.
Ver ese nombre me impacta, como cada vez que lo veo, ya sea en las reseñas de The New York Times o en las entrevistas que intento (sin demasiado éxito) mantener lejos de mi historial de navegación. Deseo que esas quince letras no significaran nada para mí, que no estuvieran enredadas con mi vida de maneras que nunca seré capaz de desenredar.

Y bajo ese deseo, se encuentran sentimientos más complicados, más ásperos. Resentimiento, incluso odio. No hay arrepentimiento, excepto el de haber asistido al taller para escritores donde conocí a Nathan van Huysen.
Acababa de graduarme de la universidad y había conseguido un trabajo en una editorial. Solo servía café, hacía fotocopias y sentía que mi vida aún no había empezado. Había disfrutado de la universidad, de la adrenalina que sentía al aprender cualquier cosa que me generara interés genuino, el tema daba igual: las estructuras de los hongos, la economía conductual, las prácticas funerarias del mundo grecorromano. Sabía que no sería quien quería ser hasta que escribiera y publicara. Después decidí mudarme al norte del estado, donde conocí a Nathan, y él me conoció a mí.
Yo me estaba yendo de la cena de bienvenida, me abroché el abrigo porque hacía frío y lo vi esperándome. Nos habíamos conocido ese mismo día, y se le iluminaron los ojos al verme salir del restaurante. Hablamos con mayor profundidad. Me contó que estaba comprometido (yo ni si quiera se lo había preguntado). Yo estaba soltera, aunque eso no era algo que soliera divulgar. No pasó nada entre nosotros. Mientras caminábamos por el puente que cruza el río Susquehanna, intercambiamos nuestros versos de poesía favoritos, leyéndolos en el móvil. Nos hicimos amigos. ¿De qué nos sirvió?
Cuando tomo el ejemplar de Refracción, la librera susurra con tono conspirativo:
–No es tan bueno como Solo una vez, pero me encanta la prosa de Nathan van Huysen.
Me quedo callada, no quiero decir en voz alta que su prosa fue lo primero que me llamó la atención de él. Incluso con veintidós años, su forma de escribir fusionaba a la perfección sus influencias y su estilo propio, como si cada taller de escritura al que había asistido (y habían sido muchos) fluyera de la punta de sus dedos. Me hacía sentir algo que a quienes escribimos nos encanta sentir: inspiración y celos. Ante mi silencio, la expresión de la librera cambia:
–Espera –continúa–. Has leído Solo una vez, ¿no?
–Mmm… –vacilo, porque no sé cómo responder. ¿Por qué me resulta más fácil crear conversaciones en las páginas?
–Si no lo has hecho… –Empieza a caminar hacia la estantería de best sellers para buscar un libro de tapa blanda. Sé lo que ocurrirá cuando vea la contratapa. Debajo de la larga y vergonzosa lista de reseñas maravillosas, verá la fotografía de los autores. Los ojos azules de Nathan, su pelo negro rizado, el hoyuelo que solo exhibe en las fotografías promocionales y ruedas de prensa; y, a su lado, la coautora, Katrina Freeling: una mujer joven, con los hombros rectos, facciones suaves y esas cejas gruesas que tanto adora. Maquillada por un profesional, el pelo castaño oscuro peinado y tirante que no se parece en nada a como lo tiene cuando sale de la ducha o lee en el jardín los días calurosos de verano. Las diferencias no importarán. La librera reconocerá a la mujer que tiene delante.
Por fin recupero la capacidad de hablar.
–No, ya lo he leído –logro decir.
–Por supuesto. Todo el mundo lo ha leído. Bueno, Refracción es uno de los libros que Nathan van Huysen escribió solo. Como ya he dicho, es bueno, pero me gustaría que volviera a escribir con Katrina Freeling. Aunque he escuchado que hace años que no se hablan. Freeling ni siquiera escribe ya.
♦ Son una pareja de escritores estadounidenses.
♦ Se conocieron y enamoraron cuando iban a la escuela secundaria.
♦ Austin se licenció en Harvard y Emily en Princeton.
♦ Hace ya algunos años que escriben juntos novelas juveniles y recientemente, se adentraron en el mundo del romance contemporáneo con mucho éxito.
Versos de amor
¿Qué es un verso y cómo pueden ejercitar la memoria de los más pequeños?

Los versos han sido parte integral de la cultura humana desde tiempos inmemoriales. Estas estructuras líricas nos han permitido transmitir historias, emociones, conocimientos y valores de generación en generación. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar en el poder educativo que tienen, especialmente para los más jóvenes?
Hoy, nos adentraremos en el fascinante mundo de la poesía para descubrir qué es un verso y cómo este puede ser esencial para potenciar la memoria en la infancia.
¿Qué es un verso? Más allá de las palabras
Antes de sumergirnos en el impacto pedagógico del verso, es esencial entender su definición. Un verso es una unidad de expresión dentro de la poesía, conformada por palabras dispuestas según reglas de métrica, ritmo y rima. Pero más allá de esta estructura técnica, los versos llevan consigo una carga emotiva y expresiva que los distingue y les da vida.
La neurociencia detrás de los versos
A nivel cerebral, los versos activan diversas áreas. Al tener ritmo, evocan regiones asociadas con la música; al transmitir emociones, se conectan con las áreas límbicas; y, al requerir memoria para ser recordados, implican regiones cognitivas. Esta activación múltiple potencia la retención y la consolidación de la memoria.
Beneficios de utilizar versos en la educación inicial
Integrar la poesía en la educación inicial aporta múltiples beneficios. No solo fortalece la memoria, sino que también:
- Desarrolla el lenguaje: Amplía el vocabulario y mejora la pronunciación.
- Fomenta la expresión emocional: Ayuda a los niños a comunicar y comprender sus sentimientos.
- Estimula la creatividad: Al escuchar o crear versos, la imaginación se desborda.
- Potencia la concentración: Recitar requiere atención plena.
- Mejora la comprensión auditiva: Al escuchar poesías, se agudiza el oído y la capacidad de discernir palabras y significados.
Los beneficios de incorporar la poesía en la educación de los niños no se limitan a la infancia. Aquellos que crecen apreciando y comprendiendo la poesía tienden a ser adultos más empáticos, creativos y expresivos.
La habilidad de entender y apreciar el lenguaje en sus formas más artísticas es invaluable en muchas facetas de la vida adulta, desde la comunicación interpersonal hasta la apreciación del arte y la cultura.
Métodos para integrar la poesía en la rutina diaria
Los versos no solo son para ser leídos en libros. Son herramientas poderosas que podemos integrar en la rutina diaria de nuestros hijos. Recitar un verso mientras se visten, antes de comer, o antes de dormir, puede convertir la memorización en una actividad amena y provechosa. Te dejo otras ideas muy útiles para incorporarlos en la rutina diaria:
- Hora del cuento: Cada noche, antes de dormir, recita un poema o verso.
- Juegos de memorización: Crea desafíos para que tus hijos recuerden versos.
- Creación de versos: Incentiva a tus hijos a escribir sus propios versos.
- Poemas en movimiento: Usa versos mientras juegan o realizan actividades físicas.
Técnicas prácticas para padres y educadores
Para maximizar los beneficios de la poesía en el aprendizaje, es esencial que tanto los educadores como los padres utilicen técnicas eficaces. A continuación, algunas sugerencias:
- Repetición espaciada: Esta técnica consiste en repasar un verso varias veces con intervalos de tiempo cada vez más largos entre cada repaso. Esta estrategia ha demostrado ser efectiva para la memorización a largo plazo.
- Asociación visual: Crear imágenes mentales basadas en el contenido del verso puede facilitar la retención. Por ejemplo, al recitar un poema sobre la naturaleza, se puede visualizar un bosque, un río o un animal específico.
- Actuación y gestos: Involucrar el cuerpo en el proceso de memorización puede ser particularmente útil para los niños. Al recitar un verso, pueden incorporar gestos, movimientos o incluso actuaciones completas que reflejen el contenido.
- Competencias amigables: Organizar competencias de recitado entre hermanos o compañeros de clase puede motivar a los niños a practicar más y a memorizar mejor.
7 versos famosos para ejercitar la memoria en casa
A continuación, algunos versos ideales para que los niños practiquen y fortalezcan su memoria, todos ellos seleccionados por su riqueza lingüística y su fácil retención:
El sol, brillante y redondo,
juega a esconderse en el día,
pero cuando llega la noche,
a la luna deja su vía.
Florecitas del jardín,
bailan con el viento sin fin,
rojas, azules, amarillas,
alegran mis mañanas sencillas.
El río canta al pasar,
entre piedras y pececitos sin parar,
ríe, juega y siempre va,
¡hasta el mar llegará!
Pájaros volando van,
por el cielo azul, sin cesar,
cantan canciones al alba,
despertando al mundo con su algarabía.
En el bosque misterioso,
viven duendes y un oso,
todos juntos, sin temor,
celebran la vida con amor.
Grandes olas van y vienen,
con secretos que las sirenas tienen,
peces de colores nadan alrededor,
en este mágico océano lleno de esplendor.
Gotitas de lluvia caen sin parar,
en charcos y techos van a saltar,
los niños con botas y paraguas van,
disfrutando el charco en que podrán chapotear.
Referencias
Versos de amor
Homenajea al poeta Antonio Gutiérrez a sus 94 años de Yaiza

Homenaje al poeta Antonio Gutiérrez a sus 94 años de Yaiza MassCultura
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Versos de amor
Nocturama Sevilla incorpora dos nuevos escenarios para su edición de 2023

Dos nuevos escenarios, tres días de programación y una apuesta por la variedad y la conexión de diferentes disciplinas artísticas. Nocturama, uno de los ciclos musicales más consolidados de la escena sevillana, vuelve este año para celebrar su XIX edición, una cita, en palabras de sus organizadores, aún más desacomplejada, versátil y «loca» que las anteriores.
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La programación de Nocturama ha sido presentada en la mañana de este martes en el Teatro Central, sede habitual de estos conciertos, en una rueda de prensa que ha contado con la presencia y participación de Minerva Salas, primera teniente de alcalde y delegada de Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Sevilla; Manuel Llanes, director del Teatro Central; Jesús Barrera, comisario artístico de los carteles del ciclo; Sofía González, autora del cartel de la XIX edición; y David Linde, director de La Suite y de Nocturama.
Programación de Nocturama 2023
La jornada inaugural de Nocturama, el jueves 30 de noviembre, tendrá sabores a música y pintura en el Teatro Alameda, uno de los dos nuevos espacios de esta XIX edición, con «Quema la memoria», que oficiará The New Raemon compartiendo escenario con la pintora Paula Bonet, en una proyecto que surge del libro homónimo que ambos publicaron en 2017.
Solo algo más tarde, y trasladándonos de la Alameda a Torneo, esta primera noche del cilco también estará presente en otra de sus nuevas sedes, la Sala Malandar, donde sonarán los beats y versos de Carmen Xía: valedora de un rap profundo y rotundo, las composiciones de la emergente artista aúnan tradición y modernidad, bebiendo estas tanto del folklore andaluz y el flamenco como del hip hop y la electrónica. Con influencias de figuras como Camarón de La Isla, La Paquera de Jerez, Marifé de Triana, Ariadna Puello y Mala Rodriguez, con Carmen Xía el Sur vuelve a ser nuestro Norte. Tras ella, la productora, compositora y creativa Novia Pagana cerrará la noche, con un excitante live set electrónico.
Llegados al fin de semana, Nocturama recibirá en el Teatro Central a una diversa colección de bandas y artistas. Así, el viernes 1 de diciembre, el artista canario Fajardo será el encargado de abrir esta jornada con sus composiciones de querencia folkie en las que destaca una voz que transita entre la tensión y la dulzura, el suspense y el reposo en canciones tan complejas en lo armónico como sencillas para la percepción del oyente. Con su garganta es capaz de embargar su propio cuerpo, de disponer la palabra al servicio de unas canciones que persiguen verdad por todas partes para llevar al público al éxtasis más introspectivo y terrenal. Víctor Herrero tomará también esta senda folk heterodoxo en su primera presentación en Sevilla. El artista toledano ha bebido en su formación del canto gregoriano, la música mozárabe, la música clásica o la polifonía y tiene como aliada a la artista Josephine Foster, con ha colaborado en directo y en la grabación de sus discos. Solo con la voz de Herrero, los parroquianos de nocturama deberán prestar atención tanto a sus letras como a los viajes que, con un movimiento de dedo sobre su guitarra, nos propondrá a África o Sudamérica.
Si de fieles hablamos, Carmen Boza está entre las artistas que han conseguido convertir a su causa musical a un buen puñado de seguidores, también en sus anteriores presencias en Nocturama. El advenimiento de la compositora, guitarrista y productora alcanza el grado de acontecimiento para presentar sus nuevos temas en el único concierto que celebrará en 2023. Otro regreso esperado en esta jornada es el que protagonizará Lorena Álvarez: una artista que sobre el escenario despliega naturalidad, astucia, poesía, picardía y buen humor con un cancionero del siglo XXI que bebe tanto del pop clásico de Vainica Doble como de la música tradicional. Por último, Marieta Dj ha recibido el encargo de cerrar la noche, y tendrá como reto invitar a todos los presentes a una ceremonia de baile irresistible, con la maestría que la caracteriza y su especial pasión por la música de los mágicos sesenta y setenta, décadas de oro del pop y del rock & roll patrios y forasteros.
E sábado 2 de diciembre, el Teatro Central volverá a ser epicentro del heterogéneo y melómano público de Nocturama en una última jornada repleta de delicatessen sonoras. El nuevo proyecto de Raúl Cantizano y Hidden Forces Trio será el primero en pisar el escenario. Cantizano, de sobra conocido por su labor dentro del flamenco, para esta ocasión retoma la guitarra eléctrica conformando un cuarteto que oficia un free rock influenciado por la música de Captain Beefheart o Fred Frirth y que ha visto la luz en un debut discográfico conjunto.
Por su parte, el garaje, el punk, el dub o la electrónica son bases sobre las que se asienta Alvinas: una superbanda con base local y una gozosa secta underground con precepto basados en la amistad, amor y respeto por la música, que tuvo su detonante en la celebración de un cumpleaños y mágico regalo sonoro. Su ceremonia seguro hará saltar con su directo a la concurrencia, gracias a los experimentados pastores encargados de llevarnos al redil: Mercedes Almarcha (Las Janes, Las Trú, Guantá), Rey Fernández (Electric Garden, Pretty Fuck Luck, Webelos, Royal Cock, Lucro), Sebastián Orellana (La Big Ra- bia, Radio Huachaca, Dios Perro, José́ Guapachá), Jaime Sobrino (Vera Fauna) y Lorenzo Soria (Bazofia, Califato 3/4). Precisamente Alvinas ha sido el grupo encargado de abrir Nocturama con una pincelada en la presentación ofical de esta XIX edición.
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Dónde: Teatro Central, Teatro Alameda y Sala Malandar
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Cuándo: 30 de noviembre, 1 y 2 de diciembre
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Entradas: nocturamasevilla.es
Tras ellas, otro plato fuerte de los que Nocturama tiene en su menú de 2023. Ninguna otra figura encarna la esencia de la movida madrileña (la genuina, no la oficial) como la de Ana Curra, musa de artistas de todas las disciplinas. Nocturama celebrará con su directo el 40 aniversario de El Acto, el mítico álbum que cambió los cimientos de la música moderna del país a base del mejor post punk conocido. Pianista y compositora, formó parte de la primera formación de Alaska y los Pegamoides antes de integrarse en Parálisis Permanente y Los Seres Vacíos, siendo parte de ese repertorio el que conforman sus conciertos actualmente.
En la recta final los jerezanos Seco Seco Seco invitarán de nuevo al baile, a través de su música cruda y potente, en la que conjuran ritmos obsesivos, melodías huidizas y filtros surgidos de su colección de teclados, cajas de ritmos y pedales de efectos. Este baile se prolongará con Juano Azagra, referente musical de la ciudad de Sevilla desde los años 90 con Bandas como Los Bombones o All La Glory, regresa a Nocturama como Music selector con una pinchada especial a base de los vinilos que han marcado toda su trayectoria. No es la primera vez que un músico se pone a los platos. Pero si va a ser la primera vez que alguien como Azagra despliegue toda su sabiduría en una sesión única de varias horas que pondrá la guinda a tres arrebatadoras jornadas de música.
Artistas locales en Nocturama
«La fuerza y la potencia de la música pero sin introducir elementos demasiado explícitos como podrían ser notas e instrumentos musicales, o gente bailando, a fin de que la imagen final fuera más sugerente o evocadora». Esa es la descripción de la sevillana Sofía González para el cartel con el que se nos presenta la XIX edición de Nocturama. Una imagen sencilla pero potente que, a pesar de las cadenas, deja una ventana abierta que invita a asomarse a este ciclo.
Desde 2015, LA SUITE encarga el cartel de Nocturama a un artista plástico de la escena local, gracias al comisariado que realiza Jesús Barrera de la Galería Berlín.
Sofía González propone una tipología de imagen en la que son constantes los objetos de proximidad, las tipografías o los patrones que se repiten, partiendo de una estructura simplificada a fin de eliminar elementos accesorios que entorpezcan la lectura de la misma. Con todo ello en cuenta, en el resultado final presentado hoy martes, observamos «cadenas que se van enlazando de un lado a otro formando un dibujo que sugiere el telón de un escenario, aludiendo al espectáculo; un telón ficticio que por su cualidad metálica y lineal pudiera».
La XIX edición de Nocturama es un proyecto de La Suite, que cuenta con la colaboración del ICAS-Ayuntamiento de Sevilla, la Consejería deTurismo, Cultura y Deportes de la Junta de Andalucía y el INAEM -Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música. Las entradas para todos los conciertos programados están ya a la venta en nocturamasevilla.es.
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