Cuadernos secretos

[ad_1]


void

void

Cuadernos secretos. Canciones para voz y piano de Jesús Legido. Raquel Lojendio (soprano). Irene Alfageme (piano). Vida 1 – 10: Violetas mojadas; 11 – 16: Romances del bajo Duero. Muerte 17: Oración en silencio. Amor 18 – 20: Tríptico lorquiano; 21 – 24 Soledades. Grabado del 14 al 15 de noviembre de 2022 en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid, Sala Sinfónica. Ingeniero de sonido Gonzalo Noqué. C + P 2023 Ediciones Eudora S. L., Madrid.

0,001428

La canción española de concierto en estado puro integra este entrañable álbum de la soprano Raquel Lojendio y la pianista Irene Alfagema con emotivas composiciones de Jesús Legido, que cumple 80 años de edad en este 2023. Son delicadas intepretaciones que se caracterizan por su bella musicalidad y una espontaneidad que no impide la profundidad de pensamiento de la solista en las letras de los múltiples poemas.

La lista de reproducción de este CD se divide en tres grandes temas y momentos de la biografía del compositor: “Vida” (el más extenso), “Muerte”, y “Amor”. Éste último con el vibrante y desgarrador tríptico de Federico García Lorca (I. Canción otoñal, II. Gacela del amor, y III. Alba), así como con Soledades, el período creativo más reciente del compositor, que incluye poemas de Antonio Machado (I. Anoche cuando dormía, II. Es una tarde cenicienta, III. La primavera besaba, y IV. Soñé que tú me llevabas).

Alba (1921)

Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborada
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.
¡Qué haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.

Etapas

Hay expresionismo con disonancias en una primera etapa de las creaciones de Jesús Legido, que se corresponde con la muerte de su madre; luminosidad en una segunda fase, que celebra la vida con predominio de la melodía y la textura impresionista, coincidente con el nacimiento de su hijo; y por último un lapso en el que se advierte una concepción nostálgica de la vida, así como de la importancia de las raíces, basada en los citados poemas lorquianos y en los de Machado.

Partituras

Son estas algunas de las joyas de los Cuadernos secretos de Legido, la parte más pequeña y nunca estrenada hasta ahora de su amplia colección de poemas recopilados y musicalizados por él. Al escuchar estas canciones españolas, un amante de las Lieder alemanas quizá diría por estos lares que por su gran sensibilidad es un repertorio que podría ser muy apreciado y escuchado también en conciertos en los países de habla germana (con textos escritos y traducidos en el programa de mano, por supuesto, para ser seguidos por un público que no habla o comprende muy poco el idioma español). En fin, que en la vida no hay nada imposible.

Prima la naturalidad en todos estos cantares, sin excesiva articulación en el acompañamiento ni tensión en la parte vocal durante esta sólida, magistral conversación entre piano y soprano a lo largo de los 24 surcos de la placa que comienza con el ciclo Violetas mojadas, etapa creativa reciente del compositor (I. Paseo del faro (verano de mar), II. En el pinar de los regatos (verano de sierra), III. Resplandor de Castilla otoñal, IV. Invierno limpio, con río y serenos, V. Reverdecer, VII. Lluvia de abril, VII. Los andenes de mis sueños, VIII. La tarde se enfría, IX. Atardecer en tus ojos, X. Pulso de siesta en estío). La Vida sigue con ”Romances del bajo Duero” (I. Ay luna, luna, II. Al pasar la barca, III. Ramo Verde, IV. Debajo del puente, V. Viva el humor, VI. Sayaguesas).

Muerte incluye un único tema, “Oración en silencio”, que data de 1975 y puede considerarse una de las primeras obras de Legido, dedicada in memoriam a su madre. La pieza, sobre un breve poema homónimo del célebre libro Los Muertos (1947), de José Luis Hidalgo, fue compuesta durante su etapa como alumno de Xavier Montsalvatge, como se lee en el folleto (escrito por el profesor Dr Iván Iglesias) que acompaña al CD. La composición se mantuvo inédita durante más de 40 años, hasta que el compositor la recuperó de su archivo para presentarla en un concierto monográfico sobre sus canciones, celebrado en la Escuela Superior de Canto de Madrid en 2018.

Intimidad

Incluida en el apartado Amor / Soledades, Legido le puso música también a “La primavera besaba”, del poemario Soledades. Galerías. Otros poemas (1907), de Antonio Machado, que Raquel Lojendio hace suya con amplio aliento, la intimidad necesaria y una gama de matices infinita:

La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil…
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar…
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!

Emociones




Legido quiere comunicar emociones con su música y lo logra con la excelsa iluminación que le entregan poetisas como Rosalía de Castro, favorita y fiel compañera de su imaginación, o poetas como José Luis Hidalgo, José María Fernández Nieto, Francisco Javier Martín Abril y hasta del humanista Alfonso Reyes Ochoa. Sus textos le dan pie para trabajar mucho en la música que escribe. De Reyes Ocho escribió incluso una canción (no incluida aquí) sobre los versos de La Amenaza de la Flor, Flor de las adormideras, que le inspiró mucho en aquella oportunidad:

La Amenaza de la Flor (1925)

Flor de las adormideras:
engáñame y no me quieras.
¡Cuánto el aroma exageras,
cuánto extremas tu arrebol,
flor que te pintas ojeras
y exhalas el alma al sol!
Flor de las adormideras.
Una se te parecía
en el rubor con que engañas,
y también porque tenía,
como tú, negras pestañas.
Flor de las adormideras.
Una se te parecía…
Y tiemblo solo de ver
tu mano puesta en la mía:
¡Tiemblo no amanezca un día
en que te vuelvas mujer!

Fervor

Raquel Lojendio, quien interpreta las canciones y melodías de este álbum con pasión y gran maestría vocal, puede presumir ya de numerosos elogios por su carrera. Igualmente, Irene Alfagema, que se ha beneficiado de la decisiva influencia musical y artística de grandes figuras del piano y del canto en su andadura.

La grabación en la Sala Sinfónica del Centro Cultural Miguel Delibes, de Valladolid, ofrece un perfecto equilibrio entre el piano y la soprano en una imágen aireada y una escucha sumamente agradable. Se aprecia en la cuidada labor del ingeniero de sonido Gonzalo Noqué que éste siente un gran fervor por la música clásica y su audición.



[ad_2]

Source link