Antonio Gala llevaba tanto tiempo apartado de la vida pública, que eran muchas las especulaciones sobre su salud. Este domingo
falleció a los 92 años en Córdoba, tras haber superado un complicado cáncer de colon hace más de una década. Deja un legado inabarcable y al que la historia le dará el lugar que merece, pero en el imaginario colectivo su obra siempre estará muy vinculado a
Concha Velasco, una de sus actrices fetiche.
La relación entre Concha Velasco y Antonio Gala, entre musa y autor,
fue compleja, pero no en la acepción peyorativa del término, sino la que puede surgir entre dos personas con talento y personalidades fuertes. Más allá de este matiz, si hay alguien que subrayó los grandes logros del autor cordobés fue su actriz más habitual.
Inés desabrochada, la última obra que escribió el dramaturgo, y que protagonizó junto a Nati Mistral, otra de sus habituales, se estrenó en 2003 y quizás no se supo entender en su momento. Dirigida por cierto por uno de los directores que mejores papeles le ha dado a Concha,
Pedro Olea, fue un tour de force entre ambas artistas, ambas con una trayectoria teatral espectacular.
Hablamos con el director sobre
cómo llegó a esta función y nos cuenta que «fue a través de Concha. Me gusta mucho el teatro, pero no me quería vincular a cualquier cosa. En este caso hablamos de un Don Juan Eterno, una obra muy intelectual y muy moderna como las que se hacen ahora, por ejemplo, de Romeo y Julieta, cambiándolos de época. Antonio Gala
era un tipo difícil, pero muy listo, majo y con mucho sentido del humor».
Una relación de admiración y encontronazos
En plena promoción de la función, en el diario de Córdoba, Concha Velasco aprovechaba para reivindicar a Antonio Gala, uno de los escritores que más libros vendían en España y que más entradas de teatro vendió. Sin embargo,
le faltaron algunos reconocimientos académicos que, tal vez, otros escritores con menos méritos sí habían obtenido. Esto es lo que se desprende de las palabras de Concha Velasco.
«Es incomprensible que no esté en la Real Academia Española de la Lengua, pero seguramente se debe a que él
es tan importante como persona que eclipsa todo lo que le rodea. O que no tenga el Premio Cervantes, el Príncipe de Asturias. Los dos premios literarios más importantes de España no los tiene», manifestaba en El Diario de Córdoba.
Y la protagonista de series emblemáticas como Teresa de Jesús o Herederos, ponía un ejemplo concreto para explicar esa, a su juicio, falta de criterio a la hora de otorgarle los galardones que consideraba que merecía: «Hablamos del significado de Fernán Gómez como el gran actor. Sí, pero además era escritor, director, poeta, académico de la lengua. Si hablamos de Antonio Gala, tenemos que decir lo mismo. Es poeta, escribe novela, ensayo, teatro. Asistir a una conferencia sobre cualquier tema de
Antonio Gala es la cultura completa. Pero ya sabes que aquí somos muy envidiosos y alguien tan arrolladoramente personal como él es difícil de soportar, incluso para mí que le quiero tanto…»
Como decimos, Antonio Gala tenía una personalidad arrolladora, pero no lo es menos la de Concha Velasco, que, aunque ya retirada, ha sido una figura que
ha marcado la escena de nuestro país y ha producido junto al que fuera su marido, Paco Marsó, producciones tan arriesgadas como ¡Hello, Dolly!, donde retomó uno de los papeles cumbre de Barbra Streisand.
«Antonio tarda mucho en querer a la gente porque es muy frágil. Los genios, y Antonio Gala lo es, al tener curiosidad por la vida y escribir sobre la vida, son muy tímidos y muy frágiles. Se disfrazan con una coraza de distancia, pero, cuando traspasas eso, (cuesta, cuesta, hay que quererle mucho) entonces
es el amigo leal y fiel, para siempre, para siempre, manifestaba la que fuera pareja artística de Manolo Escobar en algunas de las películas más taquilleras del a historia de nuestro país.
Concha Velasco, una de las actrices que más ha remado a favor de obra en cada entrevista que ha dado en su carrera, ponía ejemplos concretos de sus desencuentros del autor de El manuscrito carmesí o La pasión turca: «Nos enfadamos muchísimo cuando hice Las manzanas del viernes porque dijo públicamente en una entrevista que
yo no estaba lo suficientemente desconchada. Yo llamé por teléfono para meterme con él porque yo soy así. Era en La ventana de Gemma Nierga. Le dije: «
Soy como soy en la vida privada, ya me desconcharé cuando se levante el telón».
«Discusiones de esas hemos tenido muchas. Tampoco quería que hiciera Más allá del jardín. Fue un empeño total de Pedro Olea, pero Antonio Gala no me veía en el papel. Quería que fuera o Marisa Paredes o Catherine Deneuve. Yo, que me había teñido de rubia para hacerme la encontradiza con él en distintos actos y festejos, de repente me enfadé y me puse el pelo negro. Fue en el momento en el que me llamó
para decirme que sí, que se había equivocado», concluía.
En 2019, cuando Antonio Gala estaba completamente apartado de la vida pública, Concha Velasco se encontraba de gira con la función El funeral, escrita y dirigida por su hijo, Manuel M. Velasco. A su paso por Córdoba manifestó que «
lo primero que haré será ir a visitar a Gala, si me lo permiten, verlo, darle un beso y un abrazo», según recogía El día de Córdoba.
Y mostraba públicamente, una vez más, su agradecimiento a Gala: «
Le debo las mejores obras de mi vida, tanto en teatro como en televisión y cine. A él le enfada que diga que soy su musa, pero he estrenado seis obras suyas, dos musicales y cuatro dramáticas. Y he hecho la película Más allá del jardín».
Antonio Gala, un genio de personalidad difícil
Por cierto que
Más allá del jardín le proporcionó a Concha Velasco una nominación al Goya, pero finalmente no se llevó al estatuilla. Respecto a los nombres que se manejaron para protagonizarla, no solo estaban Catherine Deneuve y Marisa Paredes, también se dijo que se intentó que con ella volviera Pepa Flores al cine, pero no se produjo ese momento que tantos productores y directores han perseguido durante décadas.
Pedro Olea nos corrobora las palabras de Concha: «Cuando se estrenó La pasión turca, Antonio Gala
destrozó la película delante de Ana Belén. Después Andrés Vicente Gómez le propuso adaptar Más allá del jardín. Es un melodrama genial, pero había que hacer cambios en la novela, que hicimos con Mario Camus. Como Antonio Gala era una persona que se metía en todo, dejé claro en el contrato que él no podía estar presente en el rodaje ni en el momento del montaje».
Para Pedro Olea era esencial que Concha Velasco protagonizara la película: «Antonio Gala
era muy injusto con Concha, decía que no le gustaba como vestía y que no la veía para el papel, yo le contesté que para eso estaban los estilistas. Concha se tiñó de rubia, de pelirroja y después de morena, hasta que se cansó. Yo me puse muy pesado porque no tenía sentido que Catherine Deneuve hiciera de andaluza y al final accedió a que fuera Concha».
Antes que llegara a los cines, se hizo un pase privado en el que solamente estaban presentes el director, Pedro Olea, el productor, Andrés Vicente Gala, y el propio Antonio Gala. Según el cineasta, acabó contento con el resultado: «
No se parece a mi novela, pero es una gran película. Cuando se estrenó en los cines, llegó con Concha y conmigo. Al acabar la película, la gente se puso en pie y le dedicó una larga ovación».
Olea, director de grandes éxitos como El maestro de esgrima, Una mujer llamada flor de otoño, Tormento o Morirás en Chafarinas, guarda un recuerdo entrañable de Antonio Gala: «Siempre que iba a Córdoba pasaba a verle a su fundación. Hace unos tres años, antes de la pandemia, fui a verle. Nos hicimos juntos una foto en la que parece que le estoy abrazando, pero en realidad le estoy sujetando porque ya entonces estaba muy disminuido.
Era una persona estupenda y tenía un enorme talento».