Moda
Ana Velasco: “La evolución en la moda llegará cuando te hagas tu propia ropa con una impresora 3D”

Las calles de las grandes ciudades se han convertido en auténticas pasarelas de moda. Como si de una escena del film ‘Prêt-à-Porter’ se tratase, basta con dar una vuelta por cualquier avenida para observar cómo las tendencias han ido construyendo una identidad en la vestimenta, que poco tiene que ver con la alta costura que gobernaba los estilos a principios del siglo XIX. Ana Velasco (Valladolid, 1992) es una experta en moda. Licenciada en Periodismo y graduada en Historia del Arte, esta escritora y profesora de la Universidad Complutense de Madrid ha dedicado su trayectoria a investigar sobre la historia de la moda en España. Con sus novelas se descubre ‘La moda y la prensa feminista en la España del siglo XIX’, y se puede viajar ‘De la mantilla al biquini’ para conocer cómo había evolucionado la industria de la moda española. Con su última obra, ‘Ropa vieja’, descubre curiosidades sobre el origen de las prendas que vestimos en el día a día.
¿Qué lleva a una licenciada en Periodismo y Graduada en Historia del Arte a centrar su carrera en el mundo de la moda?
Básicamente, siempre me ha gustado la moda. Yo sentía mucho interés por la Historia y por el Periodismo. Siempre me gustó ser periodista. Pensé incluso ser reportera de guerra, pero lo que me gustaba siempre era la moda. Mi madre siempre comprobaba revistas tipo ‘Telva’ y recuerdo que de pequeña siempre estaba jugando de pequeña con ropa y la Barbie. Luego surgió internet y veía las fotos de los desfiles en blogs, llego Instagram… y empecé a interesarme más por eso. Cuando llegue al máster me decían que necesitaba especializarme en algo y pensé: ‘Si lo único que sé es de moda, por qué no hacerlo’. Pese a que me rechazaban por qué no era un tema muy universitario, decidí centrar mi investigación en las revistas y la moda. Fue una etapa dura, por qué no sabía muy bien cómo enfocarlo. Me costó mucho encontrar información, pero de ahí surgió el material para el primer libro y posteriormente decidí hacer el doctorado de moda.
¿Qué claves sociales o políticas puede aportar el estudio de la evolución de la moda en un país?
La moda realmente te deja ver la época, las mentalidades y también la diferencia entre las clases altas y bajas. Hoy en día se viste de forma muy democrática; por ejemplo, todo el mundo lleva vaqueros. Da igual si tú te los compras de las mejores marcas o no, al final son vaqueros, y los llevan hombres, mujeres… Eso no pasaba en épocas anteriores. En el Antiguo Régimen, durante las revoluciones liberales, existían una serie de leyes suntuarias que prohibían al pueblo llevar ropajes o complementos que llevaban los ricos. La gente no las cumplía mucho pero la norma estaba y la idea era que todo el mundo supiese quién era marqués y quién no. El objetivo era que nadie pudiera ocupar determinados puestos en la sociedad que no le correspondía. La moda realmente es un reflejo muy bueno de la mentalidad, de la política, de la situación social, del rol que tienen tanto hombres como mujeres, que es construido, porque vivimos en un mundo donde todo realmente es ritual, desde cómo saludamos a cómo vestimos. Tendemos a pensar que vivimos en un mundo muy natural, pero en realidad todo forma parte de rituales, y la moda lo refleja perfectamente.
¿La moda sigue siendo el primer filtro para ubicar al individuo en el marco social?
Ya no. Piensa en Mark Zuckerberg o en los magnates de internet, que van con chanclas, con una camiseta que probablemente la haya comprado en un supermercado, y unos vaqueros sencillos. Eso impide identificar a alguien dentro de un determinado grupo social. Además está el mundo que refleja Instagram o las redes sociales, donde ves que cualquier mujer puede llevar vestidos de gala, tacones altísimos, se hacen maquillajes muy elaborados, y resulta que todo lo han comprado en mercados muy económicos, aunque parece que hayan salido de una pasarela. Ahora realmente no ubicamos al individuo por la imagen, pero antes sí. La ropa da mucha información, sobre todo a la hora de acceder a determinados puestos de trabajo. Pasa con las fuerzas del orden, hasta hace no mucho tiempo no se podía ser policía si llevabas tatuajes visibles, ¿cómo afectan los tatuajes o similar a la hora de realizar tu trabajo de manera correcta? ¿Y las batas de los médicos y profesores? Resulta que esto tiene un efecto sobre la gente, hace que les consideremos superiores a nosotros.
¿Es España un país generador de tendencias en cuanto al uso de prendas?
En 2023 no. Hay muchos aspectos en los que culturalmente España sí ha sido importante a la hora de aportar tendencias. El color negro como color elegante, por ejemplo, es un legado español que proviene de la conquista de América. Otras aportaciones españolas, por ejemplo, son el jubón, que era una prenda militar, una chaqueta realmente, y el verdugo, una falda que surge en la época de Isabel la Católica. Ambos son inventos españoles que coinciden además con el periodo de esplendor del imperio y se van a traducir en una serie de tendencias que reciben el nombre de ‘vestir a la española’. Luego hay otra serie de objetos o tendencias como las alpargatas o la moda ibicenca que, aunque es un concepto inventado, sigue teniendo su éxito. Hay una serie de objetos que culturalmente son españoles, y que han dejado su legado a lo largo de la historia, pero hoy ya no tiene tanta importancia porque vivimos en un mundo muy global.
Habla del concepto de globalización en el mundo de la moda, ¿qué parte de identidad pierde la sociedad?
La sociedad ya no tiene ningún rasgo de identidad. Actualmente vestimos de forma muy occidental. Hay un mix de influencias de Estados Unidos, Francia, Inglaterra… Es una identidad colectiva basada en una forma de vestir homogénea. Existe una cultura compartida, vivimos en un mundo más global, tenemos la identidad de personas del año 2023. No somos conscientes de ello porque formamos parte de la corriente, pero si lo analizas, verás que todo el mundo viste igual. Esto ya ocurría también en épocas pasadas, pero en un contexto diferente. Ahora que pertenecemos a la corriente global es más fácil de observar.
¿Qué papel cree que ha jugado la industria de la moda en el proceso de emancipación de la mujer?
La moda es un elemento que no ha contribuido precisamente a la liberación de la mujer. A lo largo de la historia, las mujeres de clase alta vestían con una ropa imposible, con la que no podían hacer nada más que exhibirse. En el siglo XIX se ve muy bien, cuando ves, por ejemplo, películas tipo ‘Lo que el viento se llevó’, te das cuenta de que eran ropas imposibles. Lo que ocurre es que desde el siglo XX la ropa ha sido un motor de cambio muy grande. Después de la primera guerra mundial es cuando las mujeres empiezan a vestir de una forma que años antes parecía imposible. El aspecto de la mujer se suma entonces a la democracia. Y claro, llega el pantalón, la minifalda, el cuerpo ya no está prohibido exhibirlo, el bikini… la mujer se desnuda. Hay que recordar que en 1912 muchas iban tapadas desde el cuello hasta el tobillo, no se les veían más que las manos. Eso ha desaparecido en muy poco tiempo. La moda para las mujeres contemporáneas ha sido una forma muy importante de ocupar su lugar en el mundo porque les permite llevar una vida moderna. En los últimos años la industria de la moda ha ayudado más a la emancipación de la mujer de lo que se suele pensar.
Leyendo su última obra ‘Ropa vieja’, sorprende mucho el uso para el que fueron creadas prendas como la bufanda o los tacones ¿Qué otra prenda destacaría que no se esté usando ahora mismo con el fin para el que fue creada?
A mi juicio quizás, la más curiosa sea el sujetador femenino. Es una prenda que procede del corsé, que tenía que ver con una correcta sujeción y mantenimiento de la postura. Este uso hoy se ha perdido. Antiguamente la gente tenía una forma de vestir, una forma de sentarse, una forma de escribir que era diferente según el país o la clase social a la que pertenecieras. Hoy eso se ha perdido, los sujetadores son prendas con una lectura erótica. Realmente las mujeres piensan que lo llevan por comodidad, pero en realidad no. Y no tiene el sentido que tenían los corsés, que realmente sí que sujetaban la espalda, sujetaban el cuerpo y estaban diseñados para ello. No se llevaban por comodidad. Hoy el sujetador, que es completamente diferente a cómo se diseñó, no cumple esa función. Todo esto se ha perdido, pero nosotras seguimos llevando ese tipo de prendas, sin saber cuál es el origen y sin entender muy bien su función.
Las grandes guerras y Hollywood fueron los principales creadores de tendencias de moda en el siglo XX. ¿Cuáles serían hoy en día esos canales?
Instagram y TikTok, sin duda. El impacto de las pasarelas hoy en día es minoritario. Puedes verlo quizá en las réplicas que hacen las tiendas ‘lowcost’ de esos diseños de pasarela, pero la realidad es que ya no es una inspiración. La gente que trabaja diseñando en grandes marcas también mira Instagram. Es el reflejo de que vivimos en una sociedad muy democrática. La influencia que en los años 70 o 80 podía tener la televisión se ha trasladado a las redes sociales. Ya no son solo entretenimiento, sino que crean un mundo de fantasía. Se convierten en una especie de editorial de moda disponible las 24 horas. Todo el mundo imita eso. Internet, YouTube, Instagram y TikTok han revolucionado la industria de la moda. Todos formamos parte de esa ‘esclavitud’, consultamos las redes muchísimas veces al día, y al final eso se traduce en una influencia directa en la industria de la moda.
Usted habla del paso de Coco Chanel a Amancio Ortega, por ejemplo, a la hora de influir sobre la imagen de la sociedad. Hoy resulta muy sencillo encontrar réplicas de trabajos de grandes diseñadores en cualquier sitio de internet. ¿Qué impacto tiene el desembarco de las grandes tiendas ‘lowcost’ a la hora de crear tendencia?
Si hablamos de Coco Chanel, debemos referirnos a ella como una artista. Tener un ‘Chanel’ es como tener un ‘Picasso’. Ella tuvo mucho interés en proteger sus creaciones, su identidad. Sin embargo Amancio Ortega y sus marcas hacen todo contrario. Dice: ‘Vale esto es lo que se lleva, lo copio y lo pongo barato’. Y claro, te sigue gustando más. Esto es otro escalón dentro de la evolución de nuestra sociedad con respecto a la moda. Recuerdo haber visto la serie de ‘Las Kardashian’ y ver a Kanye West contar cómo comenzó a diseñar su marca de zapatillas. Y dejó una reflexión muy curiosa, que relacionaba las tendencias de moda con el impacto de internet y la propiedad intelectual. No nos damos cuenta de que estamos en la antesala de una revolución, que llegará cuando tú puedas hacer tu propia ropa en casa con una impresora 3D. Vas a poder hacer un escaneado de una imagen, imprimirte tu propio tejido y tener los diseños de moda directamente en tu casa. Esto tiene sus desventajas porque generaremos muchos más residuos. Pero, por otro lado, permitirá que todo el mundo acceda a las tendencias en ropa y complementos sin tener siquiera que acudir al comercio online ni de saber coser. El debate entonces será otro: ¿De quién son las cosas en Internet?
La influencia ahora es más grande, a todos los niveles. La cultura, la música en general… todo se ha vuelto un producto de consumo. ¿La moda también?
Sí. La moda es un producto de consumo al que se ha unido el concepto de la moda rápida, de usar y tirar porque es barata. No somos conscientes de que toda prenda de ropa que tenga una costura la ha cosido alguien. Detrás de cada prenda hay fábricas inmensas, principalmente llenas de mujeres, trabajando en condiciones lamentables, para que luego tú te compres una camiseta por cinco o diez euros. Al final es algo tan económico que ha conseguido que la ropa se haya convertido en un entretenimiento, sobre todo para las mujeres. No pensamos que la industria de la moda es la más contaminante del mundo después de la química. El volumen de consumo es brutal, en tintes, en agua… Para hacer unos pantalones vaqueros, por ejemplo, se necesitan 12.000 litros de agua para producir la tela. Es brutal el consumo que genera y cómo nosotros lo consumimos tontamente sin pensar en ello. Es la mejor versión de la hipocresía del ser humano. A todos nos preocupa el cambio climático, hasta que nos afecta a la hora de realizar una actividad.
¿Qué aportaciones ha dejado Castilla y León a la moda a lo largo de la historia?
Una muy importante son los chapines. Un tipo de zapato de tacón, con algo de plataforma, al que durante muchos años se atribuyó un origen veneciano y que sin embargo es castellano, por que es aquí donde se ponen de moda. Los chapines se difunden a partir del siglo XIII, incluso antes, por toda Europa. Otra aportación puramente castellana es el verdugo. La falda armada que surge durante el reinado de Enrique IV y su mujer, Juana de Portugal. Decían que las mujeres que llevan verdugos probablemente fuesen infieles a sus maridos porque como no se sabía si estaban embarazadas o no debido a las dimensiones de esa prenda, ellas eran libres de hacer lo que quisieran, y si llevaban el verdugo, los hombres pensaban que esas mujeres estaban dispuestas a ser infieles a sus maridos. Eso fomentaba la lujuria. Por eso se prohíbe en las Cortes de Valladolid. Años después se volvió a poner de moda y ha perdurado hasta nuestros días. Estos son dos elementos, uno castellano un poco entre comillas y el otro plenamente castellano, que han sido importantísimos en esta materia.
La moda se creó para ser vista, pero ¿puede llegar un momento en el que la industria se centre únicamente en la ropa interior, lencería y demás prendas al tratarse de algo menos visual?
Sí. De hecho ya está ocurriendo. La ropa interior tiene su sentido, antes se usaba sobre todo como protección de la ropa, porque el cuerpo es sucio. La ropa es cara y el cuerpo sucio, entonces, el objeto de que tú pongas capas entre tú y la ropa buena es proteger precisamente las ropas visibles. La ropa interior tiene una función claramente utilitaria. Hoy ya no es así. Ahora tenemos las marcas de lencería que se dedican a sujetadores y bragas de fantasía. Hay que entender que cuando todo el mundo lleva pantalones vaqueros y una camiseta, que es lo que llevamos prácticamente todos los días, la moda o el lujo va por otra parte, y una de las partes es la ropa interior, que es un aspecto que se cuida y se trabaja especialmente. La moda al final se cuela por sitios donde no esperabas, la ropa interior es uno, el maquillaje es otro, el pelo… No es solamente comprarse ropa, hay otros factores que influyen, como por ejemplo cómo te sientas, cómo andas, el tipo de zapatos que llevas… En una sociedad tan homogénea como la actual, lo que no se ve, cobra aún más importancia.
Moda
¿Qué es la moda “aesthetic”?

La moda aesthetic actualmente predomina entre jóvenes, debido a que se ha popularizado en redes sociales como Tik Tok y Pinterest. Te hablamos un poco de esta moda.
En las conversaciones millennials y zoomers (de la Generación Z) circula mucho el término aesthetic. Se trata de una forma de vestir que recoge elementos de décadas anteriores pero reinterpretándolos con elementos actuales popularizados en redes sociales.
Las personas que siguen esta tendencia combinan texturas, colores y contrastes para jugar con lo retro y lo contemporáneo. Si no conoces esta tendencia, aquí te platicamos un poco.
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Tal cual la palabra aesthetic significa, en inglés, estética. Sin embargo no hay una única forma de ser aesthetic, hay muchas estéticas.
Es más bien una corriente estilística que se relaciona con temas minimalistas y vintage. Es más bien un estilo de vida que va desde cómo peinarse, teñirse el color de cabello, maquillarse o decorar espacios de interiores. Es un fenómeno visual que busca ser placentero a la vista, de ahí su nombre.
Este estilo combina elementos que van desde la década de los sesenta hasta la presente, agregando detalles “chic”. Tiene mucha carga a la estética grunge o rockera, con ropa oversized, pantalones wide legs, camisas a cuadros y tops.
Esta moda lleva ya algunos años circulando en internet, pero se volvió aún más popular por la serie Euphoria, de HBO, pues ahí se puede ver a los protagonistas vestirse de esta manera.
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En cuanto al otro componente de lo aesthetic, la decoración de interiores del hogar, la tendencia se inclina por lo minimalista.
Es muy normal que se cambien los vasos de la casa por frascos. Se usan también tazas antiguas, prensas francesas, mesas hechas de tarimas, luces led en las orillas de las habitaciones. Las paredes se decoran con posters.
Se tiene predilección por los tonos de color pastel o suaves, por lo que las paredes y los muebles deberán ser de estos colores.
PGR
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Moda
MFW: Prada S/S24, el eterno legado de la moda italiana – Marie Claire México

La emblemática casa de moda italiana, Prada, hizo historia en Milan Fashion Week al presentar su anticipada colección Spring/Summer 2024. El evento fue un testimonio del poder creativo y la influencia eterna de Prada en la industria de la moda.
La colección Spring/Summer 2024 de Prada se caracterizó por una elegancia minimalista y una fusión audaz de elementos vanguardistas. Las prendas fluidas y los cortes precisos encarnaron la visión de la marca de una sofisticación sin esfuerzo.
Sobre la colección, Raf Simons explicó: «La artesanía no es algo de lo que se hable mucho en Prada, al menos no tanto como en otras casas. Queríamos mostrar lo que podíamos hacer«.


Prada S/S24 en Milan Fashion Week
Para la colección, Prada optó por una paleta de colores neutrales, con tonos como el blanco, el beige y el gris, que resaltaron la pureza y la simplicidad. Sin dejar atrás a tonalidades como baby blue y un delicado rosa que se diluía en organza.
Así es como se combinaron con detalles metálicos y toques de color sutiles para crear un equilibrio perfecto, que regresaba a la sobriedad.
En la colección conformada por 47 looks destacó la experimentación con tejidos innovadores y técnicas de confección, de pronto las flores individuales, nacían de cada prenda en un peculiar hilo metálico.




Otro elemento a señalar, fueron los flecos de metal, que danzaban con movimientos sutiles. Desde organza hasta telas técnicas, Prada desafió las convenciones de la moda, creando piezas que eran tanto cómodas como vanguardistas.
Los accesorios jugaron un papel clave en el desfile, las bandas en la cabeza y los gorros de organza se convirtieron en el statement, los bolsos geométricos, stilettos y mules complementaron los conjuntos de manera sorprendente, añadiendo un toque de modernidad a la elegancia clásica de Prada.
El desfile de Prada en la Milan Fashion Week fue un recordatorio de la capacidad de la marca para innovar y sorprender en el mundo de la moda. La colección Spring/Summer 2024 fusionó la elegancia clásica de Prada con una visión futurista, creando un impacto que resonará en la industria.
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Moda
10 películas sobre moda para amantes del El diablo viste a la moda

El cine y la moda conviven desde hace décadas. Desde Designing Woman hasta El demonio neón, son innumerables las películas sobre moda que se adentran en el backstage de aclamados diseñadores y figuras de la industria —ficticias o históricas—, fascinadas por los trajes confeccionados por modistos y jugando con los tejidos con emoción. Una de las más famosas es, quizá, El diablo viste a la moda, protagonizada por Meryl Streep y Anne Hathaway.
Meryl Streep como Miranda Priestly.
Y dado que esta cinta se ha convertido en un clásico amado por muchos, vale la pena hacer un repaso de las películas de moda más famosas y que todo amante del diseño y el estilo disfrutará. Prepárate, pues nuestra selección incluye desde largometrajes de comedia y drama, hasta proyectos documentales y, por supuesto, mucha ropa icónica.
Funny Face (1957)
¿Nunca envejecerá el clásico de Stanley Donen? Estrenado en 1957, este musical sigue el fabuloso destino de la empleada de una librería, Jo (Audrey Hepburn), que se convierte en modelo de una famosísima revista de moda, mientras que Fred Astaire interpreta a un fotógrafo que la ayuda a convertirse en un icono de estilo.
El magnífico vestuario de Audrey Hepburn es obra del icónico diseñador Hubert de Givenchy. La película es divertida, estimulante y constituye una encantadora diversión en París, al menos si no se está harto de ver la Torre Eiffel representada en las películas. Sencillamente atemporal.
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Who Are You, Polly Maggoo? (1966)
En Who Are You, Polly Maggoo?, el fotógrafo William Klein escribió una sátira despiadada del mundo de la moda y los medios de comunicación. Inconexa y desconcertante, narra el encuentro entre Grégoire Pecque (Jean Rochefort) y la modelo Polly Maggoo (Dorothy MacGowan) en el París de los años sesenta, en el marco de un reportaje televisivo. La modelo Dorothy MacGowan, fallecida en 2022, hace su única aparición cinematográfica en este documental, considerado hoy como una de las películas sobre moda más lúcidas.
Puzzle of a Downfall Child (1970)
Un año antes de rodar Pánico en Needle Park con Al Pacino y tres años antes de ganar la Palma de Oro por El espantapájaros, Jerry Schatzberg dirigió Puzzle of a Downfall Child. Un poderoso drama en el que Faye Dunaway, en la cima de sus poderes, interpreta a una famosa modelo que se ha ido a vivir recluida en una casa de campo en la playa. Perdida en sus adicciones y aquejada de depresión, cuenta su historia y los abusos que ha sufrido a un amigo que se propone rodar una película sobre ella. El primer largometraje de Jerry Schatzberg, a veces difícil de ver, se adentra en las sombras y el dolor del mundo de la moda.
Zoolander (2001)
Un registro totalmente diferente con el Zoolander de Ben Stiller. Delante y detrás de la cámara, el actor estadounidense se mete en la piel de Derek Zoolander, un modelo estrella que ve cómo un rival, Hansel McDonald (Owen Wilson), le roba el premio al Modelo Masculino del Año. Convertido en el hazmerreír del mundo de la moda, es reclutado por Jacobi Mugatu (Will Ferrell), el único estilista que nunca le ha dado trabajo, y que pretende convertirle en el protagonista de un diabólico plan. En lo que respecta a la moda, Zoolander no tiene mucho nuevo que decir, pero si lo que buscas es un desfile de estrellas y situaciones disparatadas, estás de suerte. Paris Hilton, Tom Ford, Tommy Hilfiger, Heidi Klum, Lenny Kravitz e incluso David Bowie aparecen en esta comedia brillantemente estúpida.
Coco Chanel & Igor Stravinsky (2009)
Un año después de **Coco Before Chanel **protagonizada por Audrey Tautou, le llegó el turno a Anna Mouglalis de interpretar a la famosa modista en una película de Jan Kounen. Un cara a cara con Mads Mikkelsen, en el papel del compositor Igor Stravinsky, y una extravagante y caótica historia de amor entre dos brillantes creadores. Una película poco entrañable, a veces atrapada en cierto academicismo, pero que tiene el mérito de estar sublimada por una dirección artística absolutamente imperial que convierte cada plano en una pieza de admiración.
Saint Laurent (2014)
En 2014, con apenas unos meses de diferencia, se estrenaron dos películas sobre Yves Saint-Laurent. La protagonizada por Pierre Niney y Guillaume Gallienne ganó montones de premios y acumuló 1.6 millones de espectadores en las salas de cine, pero la más memorable sigue siendo la película dirigida por Bertrand Bonello. ¿Por qué? En primer lugar, por la extraordinaria interpretación de Gaspard Ulliel como el legendario diseñador de moda, pero también porque la cinta toma una serie de decisiones que la versión de Jalil Lespert no tomó: centrarse en un periodo (de 1967 a 1976, con YSL en la cima de su fama y libertinaje) y empaparse de la energía de esa época para crear una película embriagadora y fascinante. **Saint Laurent **solo ganaría un César en 2015, al mejor vestuario (diseñado por Anaïs Romand), y esta es quizás la mayor victoria para una película sobre moda, que merece ser revisitada y reconsiderada.
El demonio neón (2016)
En 2016, le tocó a Nicolas Winding Refn hacer un viaje por la pasarela y los estudios fotográficos con** El demonio neón**. Por supuesto, con el director de Drive y Only God Forgives, el glamour nunca es realmente un fin en sí mismo, y hay que derramar sangre y vicio para que la experiencia merezca la pena. El décimo largometraje de su carrera, que narra el ascenso de una joven e inocente modelo (Elle Fanning) en Los Ángeles contemporánea, es su propuesta visual más hipnótica y a menudo deslumbrante. A pesar de su aparente austeridad, es la emoción de haber visto una película distinta a cualquier otra la que permanece al final de la proyección.
Personal Shopper (2016)
En Personal Shopper, de Olivier Assayas, la moda es el telón de fondo de una fantasmagórica historia sobre el dolor y la imposibilidad de superarlo. Kristen Stewart interpreta a una compradora de moda que trabaja para una celebridad. Es un trabajo que no le conviene, pero le permite ganarse la vida decentemente mientras espera una señal de su hermano desaparecido. Cuando empieza a recibir mensajes misteriosos, decide investigar. Una película intensa, al borde del terror, que deja huella por su elegancia y emoción contenida.
El hilo fantasma (2017)
¿Qué ocurre cuando uno de los mejores directores en activo de Estados Unidos, Paul Thomas Anderson, se interesa por la moda? El resultado es El hilo fantasma, una de las películas más refinadas y sensibles jamás rodadas. Mark Bridges diseñó el magnífico vestuario de esta inquietante historia de amor entre un conocido diseñador de moda del Londres de los años 50, interpretado por Daniel Day-Lewis (en su último papel), y una joven camarera llamada Alma (la inolvidable Vicky Krieps). Rodada en 35 mm, El hilo fantasma es un auténtico festín para la vista. PTA nunca ha sido tan meticulosa en su dirección, y la película es una visita obligada para cualquier cinéfilo que se precie.
Cruella (2021)
“Cruella” nos muestra los orígenes de la villana, pero también el de Horacio y Gaspar.
Te guste o no el largometraje de Craig Gillepsie (nosotros tenemos muchas reservas al respecto, por ejemplo), es imposible no mencionar Cruella cuando se habla de películas sobre moda. El vestuario es absolutamente fantástico. Diseñado por Jenny Beavan, ganadora de su tercer Oscar por su trabajo en 2022, aporta un toque de locura y majestuosidad a una historia de orígenes que a veces adolece de garbo y singularidad. Solo por eso, la película merece ser vista y celebrada.
Artículo publicado originalmente en GQ Francia.
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