Aunque muchos libros de autoayuda señalen: “No te arrepientas de nada; si fue algo malo al menos aprendiste, y si fue bueno, mereció la pena”, llega el momento en la vida de las personas que en su fuero interno, se hace presente el arrepentimiento por hechos en los que participaron, que tuvieron ahí enfrente y tomaron la decisión equivocada, -según ellos-, los vieron pasar, y duelen; hayan aprendido o no, resuelto o no, cambiado o no, simplemente al pensar que pudieron haber hecho algo mejor o algo diferente al respecto, hay arrepentimiento. Hay una frase que dicta que “Lo que hace triste al hombre, es lo que pudo haber sido y no fue”, aunque, por otro lado, entendamos que: “la tristeza es una de las vibraciones que prueban que estamos vivos”, como escribió Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito.
El arrepentimiento es el pesar que una persona siente por algo que ha hecho, dicho o dejado de hacer. Quien se arrepiente cambia de opinión; hay arrepentimientos de “puerta abierta” -ante los que aún se puede hacer algo- y los de “puerta cerrada”, -los que ya no tienen solución y sólo cabe aceptar. Los tipos de arrepentimiento de puerta cerrada son cuatro, según un estudio de la Universidad de Arkansas. Éstos suceden cuando las personas miran su vida como un todo y hacen un balance, donde una dimensión siempre prevalece: las oportunidades perdidas. Los cuatro tipos son:
1.Lamento de la indecisión: Cuando hay inacción como haber dejado pasar ciertos trenes; el no haberse atrevido a cruzar ciertos puentes; el haber dicho “no” cuando el corazón nos pedía un “sí”. Estas experiencias son las que más duelen.
- Lamento por no haberlo hecho mejor: en retrospectiva, cuando la cercanía de la muerte nos obliga a echar la mirada atrás quizá se sienta no haberlo hecho mejor con la familia, los amigos y nosotros mismos.
- Lamento moral: cuando nos han hecho y hemos hecho daño a alguien, por decepción, mentiras, descuido o incluso traición, y todas ellas se convierten en pequeñas cisuras en el corazón que queman cuando echamos la mirada atrás.
- Lamento de relación: haber permitido que algunas relaciones importantes para nosotros se rompieran.
En un estudio reciente realizado por Robert Waldinger, en la Universidad de Harvard, cuyo libro lleva el título “La clave para una buena vida. El estudio más largo sobre la felicidad jamás realizado”, testifica que al hablar de arrepentimiento o remordimiento, se les preguntó a los sujetos de 80 o más años: ‘Cuando miras hacia atrás en tu vida, ¿qué es lo que más lamentas?’ Hubo dos respuestas: La primera ‘Desearía no haber pasado tanto tiempo en el trabajo y haber pasado más tiempo con las personas que me importan’. La segunda expresada en particular por mujeres: ‘Ojalá no hubiera pasado tanto tiempo preocupándome por lo que piensan otras personas’. Entonces, si la gente se pregunta: ‘¿Qué remordimientos me gustaría evitar?’, la respuesta podría ser que debes pasar suficiente tiempo con las personas que te importan y no pasar tanto tiempo preocupándote por lo que piensan los demás.
Waldinger ahonda: “Lidiar con el arrepentimiento significa estar enojados con nosotros mismos, darnos duro, y esto no ayuda. El único uso del arrepentimiento es si nos informa sobre lo que nos gustaría hacer de manera diferente en el futuro. Creo que hay un instinto para prosperar, para sobrevivir. Todos estamos tratando de ser felices; todo el mundo quiere ser feliz. Y entonces existe este impulso para tratar de encontrar formas de prosperar. Creo que hay una energía en todos nosotros que busca eso y es algo bueno. Pienso que la gente ha sido así siempre y ha encontrado el camino hacia nuevas posibilidades, (porque) es algo que es parte de nosotros. Usa el arrepentimiento para aprovechar la vida que tienes por delante.”
“Nunca es demasiado tarde”, afirma Waldinger, y explica lo que significa: “que algunas personas, sin importar su edad, dicen: ‘Es demasiado tarde para mí. No soy bueno o buena en las relaciones. Esto nunca va a pasar en mi vida’. Pero en las historias del libro, que son de vidas reales, las personas encuentran conexiones que no esperaban en diferentes momentos de sus vidas, ya sean conexiones amorosas o amistades. Entonces, a quienes creen q estas cosas nunca les van a pasar, les diríamos ‘no tienes forma de saberlo’. El mensaje es q vale la pena seguir trabajando en ello porque en cualquier momento de la vida puedes crear nuevas y buenas conexiones.
“Una buena vida no es el destino sino el camino y con quién caminas… Y al hacerlo, segundo a segundo, puedes decidir a qué y a quién le das tu atención”.
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